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domingo, 23 de agosto de 2020

GEOPOLÍTICA de la BUENA VECINDAD.






















por Carlos PISSOLITO


El Cono Sur de América siempre ha tenido una geopolítica que ha pasado por diferentes vaivenes a lo largo de su historia. La pandemia ha venido a producir otro de ellos. Uno, no menor.

Por ejemplo, la historia de las relaciones internacionales con Chile están llenas de incidentes relacionados con cuestiones de límites. Tras el Tratado de paz y amistad entre Chile y Argentina de 1984 que incluyó la delimitación marítima, un procedimiento para la solución de controversias, estipuló derechos de navegación y precisó los límites en el estrecho de Magallanes, se asumió que estas cuestiones quedaban, definitivamente, superadas.

Sin embargo, el fantasma de este tipo de problemas parece estar corporizandose, nuevamente. Concretamente, el 11 de marzo de 2016 la Comisión de Límites de la Plataforma Continental de la ONU (CLPC) aprobó la presentación argentina sin realizar recomendaciones, quedando desde ese momento reconocidos por la comunidad internacional los límites del territorio argentino en lo que respecta a su plataforma marítima en las áreas no sujetas a disputas. El 28 de marzo de 2016 el Ministerio de Relaciones Exteriores realizó una presentación sobre los nuevos límites, durante la cual se expresó que al aprobarse la presentación la ONU reconoció que existe una disputa de soberanía con el Reino Unido.

En caso de una controversia territorial o marítima la CLPC estableció que: "no examinará ni
calificará la presentación hecha por cualquiera de los Estados Partes en esa controversia". Por ello, ya en septiembre de 2009, la Comisión había determinado que de acuerdo con el reglamento, no se hallaba en condiciones de examinar ni de calificar la parte de la presentación que se refería a los espacios marítimos de las islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur, ni a la plataforma continental perteneciente a la Antártida.

Pasaron varios años y la situación al 2020 es la siguiente:

1. Gran Bretaña: En los años 2001, 2004 y 2007 el Reino Unido realizó propuestas para efectuar una presentación conjunta con la Argentina, pero no obtuvo respuestas en ese
sentido.

2. Antártida: La plataforma continental correspondiente al Sector Antártico Argentino, se encuentra sujeta a las disposiciones del Tratado Antártico que impiden realizar nuevas reclamaciones de soberanía mientras dure su vigencia. Sin embargo, Argentina hizo su presentación incluyendo a su sector antártico, aunque el mismo día presentó una nota al secretario general de las Naciones Unidas.

3. Chile: La delimitación marítima entre la Argentina y Chile se encuentra establecida en el artículo 7 del Tratado de Paz y Amistad de 1984. Sin embargo, recientemente, el gobierno de Sebatián Piñera envió una nota a la Cancillería en la que objetó la extensión de la plataforma continental submarina que la ONU otorgó en el 2016 a la Argentina. Por lo que Chile fija su posición en que no reconoce la decisión de la CLPC. Para Chile esto es “una declaración unilateral por parte de Argentina”. Por su parte, la Argentina tiene previsto sancionar una ley al respecto. Ya la Cámara de Diputados sancionó el 5 de agosto la ley que le dio cuerpo a la incorporación de los territorios reconocidos como de soberanía argentina por la CLPC.

La nueva situación que se presenta con Chile, pone a la Argentina en la incómoda realidad de enfrentar un conflicto en dos frentes. Ya que, como lo hemos venido explicado, las relaciones con Brasil distaban de pasar por sus mejores momentos.

Pero, en honor a la verdad, la historia nos cuenta que pese a los múltiples problemas limítrofes  con Chile, la sangre nunca llegó al río, aunque en dos oportunidades estuvimos muy cerca de que esto ocurriera (durante los gobiernos del Tte Grl JR Videla y del Grl JA Roca). Por el contrario, con el Imperio del Brasil tuvimos una Guerra en ocasión de la disputa por la Banda Oriental y otras tantas oportunidades. Especialmente, Brasil intervino militarmente en la Argentina en ocasión de las batallas de Caseros y de Pavón. Son menos conocidas las intervenciones argentinas en Brasil. Las que fueron, fundamentalmente, diplomáticas y basadas en intrigas que apuntaban al desmembramiento del Imperio mediante el impulso de movimientos secesionistas en el sur de Brasil. Como sucedió durante los gobiernos de los gobernadores de Buenos Aires M Dorrego y JM de Rosas.

Dejando atrás la historia lejana y volviendo a la contemporánea, vemos que el Brasil logró una alianza gananciosa con los EEUU por su participación y apoyo durante la 2da GM. Lo mismos puede decirse, en mucho menor medida de Chile, por su apoyo a la Gran Bretaña durante la Guerra de Malvinas. Mientras que la Argentina no supo cambiar, tras la 2da GM, su alianza geoeconómica con la Gran Bretaña, primero y luego, en 1982, apreció mal la naturaleza de sus relaciones con los EEUU y fue castigada. 

Pero, hoy, la situación es muy distinta, pues las estrellas de los EEUU y de la Gran Bretaña parecen declinar en el horizonte geopolítico regional. Mientras se alza en ese firmamento la estrella de China. 

Esta situación encuentra a la Argentina mucho mejor posicionada que Brasil y que Chile. Por lo que entendemos que la Argentina debe actuar en consecuencia y ser guiada por los siguientes principios rectores:

1ro Evitar una confrontación de dos frentes y no enfrentar, en forma simultánea, a Chile y a Brasil.

2do Aprovechar el ascenso de China en la geopolítica global y regional.

3ro Reunir ambos principios en una maniobra geopolítica tendiente a reforzar nuestras relaciones con China a través del Océano Pacífico. Lo que implica una alianza geoeconómica con Chile. La que tiene la ventaja adicional de una mayor presencia nacional en Mendoza, a los efectos de desalentar toda movida secesionista. 

1 comentario:

Unknown dijo...

Se tendria q crear una ley para prohibir una loca idea secesionista interna, luego integrarnos comercialmente mas con nuestros vecinos y los rusos u chinos, no sera facil pero el monopolio d poder eeuu y ru no nos favorecio siempre.