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por Martin van Creveld
No más que nadie, a pesar de haber escrito "Seeing into the Future: A Short History of Prediction”, tengo la menor idea de cómo puede terminar la actual agitación en los Estados Unidos. Si, de hecho, existe algo así como un "fin". Sin embargo, estoy un poco familiarizado con la historia de Roma, el imperio con el que a menudo se compara a los Estados Unidos. Apenas hay una ciudad estadounidense de cierto tamaño o importancia donde no se puedan encontrar edificios de estilo grecorromano. Por no hablar de una determinada institución conocida como el Senado (derivada en última instancia de la palabra latina “senex”, anciano). Así que pensé que una pequeña línea de tiempo de la forma en que Roma pasó de una república libre a un imperio esclavista no estaría fuera de lugar.
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205-146 a. C. Después de una serie de guerras exitosas contra enemigos extranjeros, enormes cantidades de botín y dinero de impuestos fluyen hacia Roma. Incluyendo toneladas y toneladas de lingotes, muchos cientos de miles de esclavos e innumerables objetos de arte de todo tipo. Como siempre, la mayor parte de la riqueza en cuestión está en manos de las clases altas, que proporcionan a la república sus gobernantes y altos mandos. Mientras que los pobres, repetidamente, reclutados para realizar largos períodos de servicio en el extranjero, descuidan sus granjas y se empobrecen aún más. La desigualdad alcanza alturas sin precedentes. Algunos poseen granjas enormes, trabajadas por esclavos; la mayoría apenas tiene una piedra en la que apoyar la cabeza. Si bien no es nuevo, a partir de este momento este tipo de desigualdad jugará un papel fundamental en los eventos que finalmente llevaron a la caída de la república.
133 a. C. Después de cuatro siglos de paz doméstica casi completa, quizás la más larga de su tipo en toda la historia, un tribuno popular electo, Tiberio Graco, es asesinado a golpes por un grupo de senadores. Su líder no es otro que el sumo sacerdote, Publius Cornelius Scipio Nasica Serapio, un conservador acérrimo y ex cónsul. ¿El fondo? Una controversia sobre el plan "izquierdista" de Tiberio (como se llamaría hoy) de confiscar parte de la tierra de los ricos para distribuirla entre los plebeyos pobres.
121 a. C. Por primera vez, el Senado aprueba un “Senatus consultum ultimum”. ¡No se si necesita traducción! ¿El propósito? Otorgar al cónsul electo, Lucio Opimio, poderes de emergencia para derrotar a los partidarios de Cayo Graco que habían estado siguiendo los pasos de su hermano mayor muerto. Cayo es asesinado.
107 a. C. Cayo Mario, uno de los soldados más experimentados y mejores de Roma, con una fuerte simpatía hacia la clase plebeya, es elegido cónsul. Aprovecha la oportunidad para reformar al ejército; abriendo lo que, anteriormente, había sido un ejército ciudadano que solo existía cuando había un enemigo para luchar en una fuerza permanente compuesta por profesionales a tiempo completo. También, aprueba algunas otras reformas militares, pero estas no nos conciernen aquí. Cada vez más, los soldados buscan en sus comandantes, en lugar del Senado, sueldos, ascensos y beneficios. Incluyendo, sobre todo, terrenos para asentarse tras su retiro.
105-101 a. C. Mario inflige una serie de fuertes derrotas a las tribus germánicas del norte. Aproximadamente, trescientos años después, todas las amenazas militares graves a Roma serán internas más que externas.
60-57 a. C. De regreso a Roma, Pompeyo celebra un enorme triunfo. A continuación, forma una alianza con otros dos generales, Cayo Julio César y Marco Licinio Craso, con la intención de asegurar su gobierno conjunto sobre Roma. En 59 a. C. César, en su mandato como cónsul, se marcha a las Galias, donde pasa diez años luchando hasta que las tribus locales son, finalmente, subyugadas. En el 57 a. C. Craso, que hace la guerra contra Persia, es derrotado y asesinado. Esto deja a Pompeyo y a César en el control exclusivo.
49-48 a. C. César, completada su conquista de las Galias, teme lo que sus enemigos, con Pompeyo a la cabeza, puedan estar haciendo en Roma. Con su ejército, cruza el Rubicón, el río que marca la frontera entre la Galia Cisalpina (que significa "más cercana") e Italia. Marchando directamente sobre la capital, obliga a Pompeyo y a sus seguidores a huir a Epiro (actual Albania). César vuelve a España, donde Pompeyo tiene algunos partidarios y los derrota. A continuación, sigue a su enemigo a Epiro. Sus ejércitos se encuentran en Dirraquio y Pompeyo es derrotado. Huye a Egipto, que aún no formaba parte del Imperio Romano. Mientras César lo sigue hasta allí, se suicida.
48-44 a. C. Cuando César llega a Egipto, la reina del país, Cleopatra, de dieciocho años, se arroja sobre él y se convierte en su amante (él mismo tiene cincuenta y un años). A continuación, derrota al resto de seguidores de Pompeyo en África y España. El 15 de marzo (los "Idus de marzo") del 44 a. C. es asesinado por un grupo de senadores que temen que esté a punto de proclamarse rey.
44-43 a. C. Se descubre que César, en su testamento, ha designado a su sobrino nieto, Cayo Julio César Octavio, de diecinueve años, como su sucesor. Octavio une fuerzas con el general más importante de César, Marco Antonio y con otro general llamado Emilio, que es el hijo de Marco Emilio Lépido. Juntos forman un triunvirato para gobernar Roma. Purgan a los oponentes de César en la capital. Entre los muertos está Cicerón. A continuación, hacen la guerra a los conspiradores. Derrotados, estos últimos se ven obligados a retirarse a Epiro.
42 a. C. Octavio y Antonio derrotan al ejército de los conspiradores en Filipos, en la actual Albania.
33-32 a. C. Octavio y Antonio, habiendo hecho a un lado a Lépido, se dividen el imperio entre ellos. El oeste, incluida Italia, se dirige a Octavio; el este, a Antonio y su esposa, que no es otra que la reina Cleopatra de Egipto.
30 a. C. Agripa, el almirante de Octavio, derrota a Antonio en la batalla naval de Actium (en el oeste de Grecia). Antonio y Cleopatra huyen a Egipto, donde ambos se suicidan.
28 a. C. Octavio agrega "Augusto" a su nombre. Su título, como gobernante supremo, es “princeps” (primer príncipe). Su reinado no es tan malo como el de algunos de sus sucesores. Sin embargo, lo que veinte generaciones de romanos entendieron como libertas (libertad) finalmente llega a su fin.
Algunos creen que la historia, con sus detalles, infinitamente numerosos e infinitamente complejos, nunca se repite y, por lo tanto, no puede decirnos nada sobre el futuro. Otros, que siempre se repite. La desigualdad socioeconómica, así como las tensiones generadas por el hecho de que unos tienen derechos y otros no, conduce al conflicto. Los militares y la policía están divididos como cualquier otro. Surgen nuevos líderes y se ponen a la cabeza de las facciones contendientes. Se produce un derramamiento de sangre prolongado y horrible. El resultado final es la dictadura.
¿Cual será?
Traducción: Carlos Pissolito
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