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viernes, 30 de abril de 2021

Por una SOBERANÍA EFECTIVA








por Carlos Pissolito


Tras la 1ra invasión norteamericana a Irak, en 1990. El Presidente George Bush proclamó el advenimiento del Nuevo Orden Mundial. El mismo estaría basado en 2 cuestiones básicas, a saber: la democracia liberal y la economía de mercado.

Los más optimistas, proclamaron el “fin de la historia”, pero no pudo ser. En el 2001, los EEUU sufrían el peor ataque de su historia a su territorio continental y en el 2020 morderían el polvo de la impotencia frente al ataque de un virus inanimado.

En el interín Rusia se recuperó, parcialmente, de la postración producida por el desmembramiento de la URSS y China se convirtió en el principal desafiante por la superioridad económica y tecnológica global.


Hoy vuelve a proclamarse la necesidad de un NOM; pero ya no lo hace ningún país en particular, sino organismos supranacionales como la ONU y el Foro Económico de Davos. 

La nueva consigna gira en torno a la reducción de las emisiones de gases de carbono a los efectos de moderar las consecuencias negativas del cambio climático.

Concretamente, se propone una nueva matriz energética, basada en las denominadas energías limpias y en una reducción de todos los consumos humanos, incluida la natalidad de los propios seres humanos. Bajo la consigna: “somos demasiados y no alcanza para todos”.

Sin embargo, cuando observamos mapas en los que se grafican los picos de estas emisiones y de estos consumos, vemos que se concentran en el Hemisferio Norte.

Por el contrario, nuestro hemisferio aparece poco y mal desarrollado en casi todos los aspectos. 

Lo cual nos lleva a preguntarnos: ¿Acaso ustedes no se desarrollaron cuanto pudieron haciendo uso de todos sus recursos naturales, por qué no podemos hacerlo nosotros ahora?

Por ello, ha llegado el momento de pensar nuestra soberanía en términos concretos como el acceso a fuentes de energía que podamos pagar (gas, hidroeléctrica, por ejemplo, en lugar de las caras energía limpias) y a poder seguir produciendo los bienes que necesitamos para nuestra supervivencia y prosperidad como los granos y la carne ovina y porcina. También, a la necesidad de ejercer un control efectivo de nuestros recursos, se encuentren estos en nuestros subsuelo cordillerano (minería) o en nuestro mar (pesquerías). 


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