China acelera su transformación política

 

Por Jorge Castro - 12/01/13

      

Esta semana, un conflicto con la censura de periodistas y editores de un semanario del sur de China se transformó en una cuestión nacional, mediado por la poderosa resonancia de 600 millones de usuarios de Internet y 59 millones de bloggers activos, que constituyen el resorte infraestructural de una de las más poderosas opiniones públicas del mundo contemporáneo.
El régimen del Partido Comunista chino es profundamente legítimo , tanto en términos nacionales como sociales, tras haber unificado el país y liberado de toda dominación extranjera, y liderar durante 30 años el período más largo, a la tasa más alta, de crecimiento económico e inclusión social de toda la historia del mundo moderno.

Ahora el sistema político chino se ha modificado y el Partido Comunista debe compartir las decisiones con la asamblea virtual digitalizada constituida por los 600 millones de usuarios de Internet , el doble de la población estadounidense. Internet se ha convertido en una plataforma gigantesca de expresión, participación y deliberación en las cuestiones político-estatales que afectan a la población china.
El incidente con la prensa tiene el mérito de la oportunidad. Asumió el poder en China una nueva generación política –la quinta en la historia de la República Popular–, liderada por Xi Jinping, secretario general del partido, mientras se impone un cambio drástico en el proceso de acumulación iniciado hace 30 años y que todo indica que ha alcanzado un punto de inflexión.
La revolución de Internet ha provocado la emergencia de una vigorosa sociedad civil en China; y con ella, es la estructura del Estado la que se ha modificado en sus raíces y ahora abarca, junto con el Partido Comunista, un foro descentralizado, instantáneo e interactivo que cubre a la mitad de la población.
Lo que está a la vista es una fundamental transformación política de la República Popular fundada por Mao Tse Tung. Esto sucede cuando el giro estratégico global de los últimos 4 años ha convertido a China en el eje del sistema mundial, junto con EE.UU . La característica de la globalización es que se orienta a hacer desaparecer la diferencia entre el adentro y el afuera. Significa que China, al transformarse en eje del sistema mundial, tiende a adquirir los rasgos de legitimidad propios de su papel global y su liderazgo internacional.
El vuelco de la economía china hacia un crecimiento guiado por el consumo doméstico, en vez del alza de las exportaciones y el aumento de la tasa de inversión, como ocurrió a partir de 1978, exige ineludiblemente una intensa lucha política, probablemente la más vigorosa desde la muerte de Mao en 1976, porque se trata de enfrentar a los grandes intereses creados, sobre todo las empresas y bancos del Estado , que en los últimos 10 años han recibido un subsidio equivalente a 4% del producto.
El cambio de fondo que está en juego en China en 2013 coloca el eje del sistema financiero no en los grandes bancos estatales, como ha ocurrido hasta ahora, sino en los mercados bursátiles, que es el camino para abrir el acceso al crédito, hoy negado a las pequeñas y medianas empresas privadas del sector servicios.
La clave de este giro fundamental es la desregulación de la tasa de interés, como paso ineludible de la internacionalización del renminbi (el 11% del comercio exterior se hizo en la moneda nacional en 2012, sería 30% en 2015, y quizás 60% en 2020). Este proceso de importancia mundial se desarrolla dentro de los próximos 10 años y es sinónimo del traslado del centro de gravedad de la expansión desde la costa al interior , mientras la urbanización, que abarca ya a 51,27% de la población, trepa a 70% en 2035, y 2/3 de ella ocurre en las provincias del Norte y el Oeste. La transformación política de China es el acontecimiento mundial de la segunda década del siglo XXI.