Por Carlos Pissolito
No hace falta ser un estudioso de la Historia militar para reconocer el fuerte vínculo que une a la preparación para la guerra con los deportes.
En este sentido, desde tiempos inmemoriales, varios han sido los vínculos entre determinadas actividades deportivas y la guerra. La que, no en vano, ha sido definida, por algunos, como "el más completo de los deportes."
En algunos casos, como -por ejemplo- la arquería, luego el tiro, esta asociación ha sido tan obvia que la misma fue promovida por los distintos gobiernos para garantizar la disponibilidad entre sus poblaciones de destrezas útiles para sus emprendimientos militares.
La proliferación de nuestros tiros federales a principios del siglo XX han sido un buen ejemplo de esta tendencia. Hoy, lamentablemente, revertida.
En otros casos, esta asociación no aparece tan clara. Como podría ser la cuestión de los deportes de conjunto, como sería el tema de nuestro apreciado fútbol. Sin embargo, ella existe. Pues el más popular de los deportes reconoce entre sus antecedentes lejanos a los juegos de pelota aztecas, que como sabemos eran a muerte y solo practicados por la casta de los guerreros.
En un marco histórico, no es casualidad que países como la Gran Bretaña o el Japón imperial hayan sido la cuna para el nacimiento de diversos deportes.
No en vano, los japoneses fueron los creadores de toda una gama de disciplinas guerreras que -mutandi mutandi- derivaron en los bien conocidos deportes marciales; tales como: el judo, el karate o el kendo.
Por su parte, los británicos nos trajeron el ya mencionado fútbol, el rugby y el cricquet, entre otros. Todos ellos deportes de conjunto que hacen honor a la creencia de que los azares y las penurias de la guerra se enfrentan mejor desde la visión de un "espíritu deportivo de la vida."
Llegado a este punto resulta inevitable hacer una comparación. Cuál es la sorprendente y muy encomiable actitud de Paula Pareto, alias la "Peque", que la llevó a ganar una medalla de oro en judo en los JJOO actualmente en desarrollo. Con la que vemos en muchos de nuestros futbolistas. Los que muy alejados del espíritu guerrero que alguna vez los caracterizó, más parecen mercenarios.
Dando un paso más podríamos argumentar que detrás de cada una de estas actitudes y de estos deportes hay dos filosofías de vida muy distintas.
Detrás de la Peque y del judo que practica se encuentra la filosofía Zen de los guerreros samurái, basada en la disciplina, en la jerarquía y en el honor. Por su parte, detrás del futbol, desde hace tiempo, solo vemos el fantasma de las mafias y del más craso materialismo.
Por eso le pedimos a los padres y al Estado, que llegada la hora de promover un deporte, lo piensen bien. Pues, nos preguntamos: ¿Cuántas "Peques", tendríamos, hoy entre nuestra juventud, con una ínfima fracción de lo que destinamos al tristemente célebre "Futbol para Todos"?
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