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martes, 21 de octubre de 2014

El despertar chino.


 

 
 
 
 


EL DESPERTAR CHINO
Por Sebastián Tepedino
 
     Al concluir la Segunda Guerra Mundial (IIGM) y cumpliéndose con meridiana clarividencia lo que señalara Napoleón Bonaparte “Cuando despierte el gigante Chino y apoye su pie en tierra, sus pisadas se sentirán en todo el mundo” El coloso oriental comenzó a salir de su aletargamiento y desde la declaración Truman en el año '47 hasta la actualidad no ha parado de crecer, en el crepitar de un mundo incendiándose en llamas, ellos jugaron a la “Tripolaridad”. Cuando estalló la crisis en la península coreana, dividida en dos a partir del paralelo 38°, el Norte para la URSS el Sur para Estados Unidos, Corea en toda su historia siempre ha sido un estado vasallo y tributario de China. En ese contexto de Tripolaridad, China operaba entre bastidores en la crisis y entra en acción cuando las fuerzas combinadas de Corea y la ONU llegan hasta el Río Yalú, el 3 de Noviembre del '50, se produce la intervención de las Fuerzas Comunistas Chinas, y se da el primer escarceo con tropas de infantería de marina norteamericana en Wonsan (Mismo cuerpo que intervino en el desembarco anfibio en Inchon) derrotan al VIII Ejército en la zona central (el VIII Ej. cuyo eje de avance partía del perímetro de Pusan) y diezman a la II División de infantería de marina norteamericana que cubría el repliegue del VIII Ejército. Las tropas combinadas de la ONU reculan al sur del paralelo 38° y se retrotrae a la situación inicial antes del conflicto, se mantiene el “Statu quo”. Los chinos comienzan a jugar con el poder. 
      Actualmente, tras Corea del Norte, se encuentra China, en la época de la compulsa bipolar o contienda hegemónica, se hablaba de dos superpotencias emergentes, por cuanto detentaban el poder nuclear, después estaban el resto de las potencias, Francia, Gran Bretaña, China, para ostentar el rótulo de superpotencia, se requerían 3 condiciones: 
 
  • La primera condición era tener capacidad nuclear propia.
  • Ser reconocido como tal por otro actor contingente, antagonista.
  • Tener un marco de influencia parcialmente global (Zonas Periféricas, Zonas de Influencia, Zonas Hegemónicas)
Estados Unidos tenía esa esfera en Europa, con el Tiar en Latino-America, la Nato, y la URSS tenía lo propio con el Pacto de Varsovia y todo el lote de satélites orbitados en su Escolástica Marxista. Es así como China, superando a Francia, jugaba con esta teoría Tripolar, eso le permitía ganar tiempo, aunque sean generaciones e ir posicionándose en el mundo. China aprovechó momentos en esa tripolaridad, cuando Rusia estaba en el clímax de su capacidad y poderío militar, es decir cuando sus fuerzas terrestres convencionales superaban a las fuerzas de la NATO en el teatro de operaciones europeo, y su flota alcanzaba e cuanto a unidades y despliegue global a la de Estados Unidos, China se aliaba con los Rusos, y cuando la situación era a la inversa iba con Estados Unidos. Por ejemplo, ¿quién fué a ver a Mao Tse-Tung y Zhou Enlai para solucionar el conflicto en Vietnam? Richard Nixon el más furibundo anticomunista presidente de los Estados Unidos, no sólo para neutralizar a Vietnam, y provocar la ablación del poder a las guerrillas, sino para quitarle poder a la URSS que influía en Vietnam. China ha jugado siempre a la tripolaridad y hoy es Superpotencia.
 
Esto ya se está viviendo, mientras los países occidentales empeñaban sus fuerzas en conflictos imposibles de ganar (las llamadas “Guerras Asimétricas”) China aprovechó ese momento (es la concepción particular que tienen los chinos del tiempo) y a partir del prolapso del Bloque Comunista Soviético no han cesado de crecer silenciosamente. China es el principal acreedor de los Bancos Norteamericanos y es tenedor de los bonos de la deuda externa de Estados Unidos.
  EL TIEMPO: UN INCORDIO EN LA ESTRATEGIA
 Martin Van Creveld en su magnífico libro “The Transformation of War” señalaba “Occidente dominó durante 500 años el arte de la guerra, mientras que los guerreros de IV Generación van a provenir de culturas no occidentales del tipo de las Islámicas-Musulmanas y Orientales”, esto en buen romance significa que, a diferencia de occidente, que tiene en un escaparate a la Guerra Convencional, y preconiza el empleo masivo y las tecnologías, las culturas orientales e islámicas, que no son fuertes en tecnología tendrán un fuerte basamento para hacer la guerra en la utilización profusa de ideas más que de tecnologías, ante esto las tecnologías serán irrelevantes.
 
La filosofía oriental tiene una forma particular de conceptualizar al espacio-tiempo que la diferencia ostensiblemente de la concepción espacial y temporal sobre la cual reposa el pensamiento occidental, no en balde se hablaba de la “estrategia sin tiempo” de Mao y Ho Chi Minh. El General Alberto Marini se explayó con suficiencia acerca de este tema en varias de sus obras, él señala que así como Clausewitz conceptualiza su “Estrategia de Aniquilamiento” basando su juicio en las campañas federicianas y napoleónicas, y el Capitán Liddell Hart hace lo propio con su “Estrategia de Aproximación Indirecta” obteniendo el basamento de los preceptos del filósofo chino Sun Tzu, anterior en 5 siglos a la llegada de cristo, Mao Zedong sistematiza esta nueva estrategia y Ho Chi Minh la optimiza en el campo de batalla como revolucionario social dando nacimiento a la “Estrategia sin Tiempo”. En esta concepción no tiene valor el Tiempo-Cronos como en las estrategias occidentales sino el Tiempo-Kairós como tiempo-oportunidad, clima, circunstancia, que llevan a la destrucción de los factores esenciales y habituales del espacio.
 La estrategia sin tiempo que constituía el basamento de la Guerra Subversiva y Revolucionaria hoy se comprueba palmariamente en las nuevas guerras intraestatales desatadas en teatros de operaciones como el Medio Oriente, África y la crisis de inestabilidad en la zona del mar meridional de China.
 Entonces, de resultas de lo cual, el tiempo para los orientales configura un incordio en la estrategia, los tiempos se conjugan con dos variables temporales, los tiempos cronológicos, Cronos significa día/hora/fecha, y los tiempos circunstanciales o el tiempo kayrós, o sea el tiempo de la oportunidad. Los occidentales tenemos mucha raigambre con los tiempos-cronológicos, cortoplacistas, acelerados, el acotamiento temporal, si tomamos el tiempo kairós, nuestra mentalidad no da para eso, ejemplos sobran, miremos China, miremos Japón, los Japoneses, lo que dijo Hirohito Emperador a su séquito luego que MacArthur lo convenciera que no era una divinidad y le hiciera firmar la constitución democrática, Hirohito juntó a su séquito y les dijo “Señores, nuestra generación va a vivir de rodillas, la que sigue se pondrá de pie, la siguiente va a mirar a los ojos al enemigo, y la última dominará al mundo” hoy tienen unas fuerzas armadas envidiables y son segunda potencia económica, en la medición en tiempo-kairós, lo que sucede es que por ejemplo para nosotros el tiempo se mide en años, y para los chinos en eras, razón por la cual, estos países hoy son potencias, Japón, China, ¿cuánto tuvieron que esperar los chinos? Desde la larga marcha de Mao y las revoluciones culturales. Es por eso que el tiempo y el espacio para los orientales difiere sustancialmente en cuanto a la importancia y la valía en relación a importancia y a los valores que le acuerdan los occidentales, tienen otra concepción filosófica, espacio elástico y tiempo laxo.
 
LA INQUIETUD NORTEAMERICANA
 Allá por el año '90, un notable pensador chino Deng Xiaoping señaló con suma prodigalidad: “Se está preparando una nueva Guerra Fría entre Estados Unidos y China”, la emergencia de China que labora en aras de cumplimentar proyectos fuera de sus fronteras, primigeniamente sus esferas de influencia y zonas de amortiguación, también en el ámbito de la defensa pretenden posicionarse en el mercado, han modernizado sus fuerzas armadas, han fabricado aviones, embarcaciones, tienen un portaaviones (CV-16 LIAONING), acorazados y destructores para el control de sus litorales marítimos, disuadir al Japón (que perdió su flota imperial de antaño) y disputarle el dominio geopolítico del pacífico a los Estados Unidos y otros actores que pudieran lesionar sus interesés vitales en el pacífico, más recordando la tesis de Haushofer “El océano político” que discurre en torno al posicionamiento del pacífico como “mar del S.XXI”. Todo este raudo crecimiento, sumado a diversos ensayos, empresas, proyecciones extracontinentales tienen envueltos en una preocupación que adquiere visos o ribetes de paranoia a muchos decisores, políticos, analistas de defensa, y altos jefes militares norteamericanos sobre este rol preponderante de China.
El General Martin Dempsey, jefe de estado Mayor Conjunto de las FF.AA Norteamericanas, disertó hace algunos años en una conferencia para asuntos de paz, sobre el tema China y señaló que “Estados Unidos no debe caer en la Trampa de Tucídides”.
En estrategia, la expresión “Trampa de Tucídides” refiere al crecimiento exponencial que adquiere un actor contingente con respecto a una potencia dominante establecida,que puede concluir en choque o pugna y hacer inevitable una guerra, en la historia esto guarda relación directa con el miedo de los Espartanos ante el crecimiento ascendente de los Atenienses lo que hizo inevitable la guerra. El prestigioso politólogo Graham Allison señala que la historia ha probado esto en numerosas ocasiones señala que: “En 11 de 15 casos en los que esto ocurrió en los últimos 500 años, el resultado inexorable fué la guerra”. En concordancia con esto Dempsey señala que Estados Unidos no quiere que el miedo a una China emergente haga inevitable la guerra, es decir decretar la guerra por temor al poder ascendente de China, de ahí la “Trampa de Tucídides”, y coaligado a esto lo que decía el mismo Tucídides: “A la guerra se va por tres cosas, el miedo, el honor y el interés”, y esto tiene una imbricación total con asuntos actuales como el caso de la supuesta “estación de observación espacial” de los chinos en Neuquén (Argentina) que obtuvo un arriendo de 50 años, y que aparentemente nos reportará más dolores de cabeza y migrañas a los argentinos que beneficios, porque coloca a nuestro territorio como un virtual teatro de operaciones en un potencial conflicto sino-estadounidense, porque queda por dilucidar cuál será la reacción de Estados Unidos ante esta supuesta base que podría tener fines militares. Vale recordar que para muchos analistas esta trama compleja de la “estación y observatorio espacial” se coloca en el tinglado del timo, y que no se ha divulgado en sus entrañas, la verdadera faceta que podría tener esta base, que para algunos es una base de “Iniciativa de Defensa Estratégica” al estilo chino, y que se diferencia del “Iron Dome” Israelí por cuanto este último opera en situaciones de Guerra Nuclear Táctica, mientras que el supuesto “escudo” patagónico operaría contra armas estratégicas, es decir en un esquema contra-valores (ciudades).
 
Es menester y resulta imperativo para nosotros interpelar -sin hesitaciones ni vacilaciones- a nuestros dirigentes políticos acerca de esta maniobra (la claúsula reservada), la cesión de 500 hectáreas en un terreno estratégico ante una potencia extranjera, con todo lo que ello significa, sin importar el marbete con el que se quiera rotular o titular la controversial transacción, especialmente porque nuestra conciencia geográfica no es la de una sociedad de castrados en la cual nuestro patrimonio geográfico es un bien mostrenco, porque arrendar un territorio por 50 años que es considerado por Naciones Unidas como una “zona libre de ocupación” (Santa Cruz tiene menos de un habitante por km2) a una superpotencia, cuya particularidad es estar saturada demográficamente, no poseer ni excelencia de ecúmene ni espacio vital de reserva, máxime si se tiene en cuenta que la Patagonia tiene recursos sin explotar y su territorio puede recepcionar grandes excedentes humanos, es de una temeridad rayana con la traición, si en esta entrega hay billetes de por medio (para nutrir y robustecer las reservas saqueados del Banco Central).
 
Otro vínculación con la “trampa de tucídides” es la “Estrategia del Pivote” de Obama (o “Doctrina Obama para Asia”) que implica el retiro de las tropas de Irak y Afganistán y la reubicación y relocalización en zonas aledañas (salidas) al mar meridional de china (mar del sur, mar amarillo, mar del este) por la creciente inestabilidad que se cierne sobre espacio estratégico.
 
Como corlario podemos decir sin circunloquios que la “Esparta y Atenas” del mundo moderno serían Chinos y Norteamericanos, y que se están cumpliendo dos apotegmas:
  •  La directiva del año '53 de Mao Tsé-Tung que decía: “Conquistar o neutralizar primero el Asia”.
  • La sentencia de Napoleón: “Cuidaos los hombres, que cuando despierte el gigante chino y ponga su pie en tierra, sus pisadas estremecerán todo el mundo”.
Las pisadas de China ya se están sintiendo, especialmente en el sur de nuestra República Argentina.
 
Todo dentro del contexto de la “Nueva Guerra Fría” que señañaba Deng Xiaoping. El “miedo no es zonzo” dice un refrán, ciertamente es así, cuidado con la trampa de tucídides decía Graham T Allison, sin embargo el asunto es que ese miedo no los encasillen tanto que después no puedan salir.
 

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