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jueves, 22 de octubre de 2015

La Intifada de los Cuchillos






http://www.aurora-israel.co.il/articulos/israel/Opinion/67772/

Una llama sin combustible. 

  



Pablo Sklarevich 

La última ola de violencia, la llamada “Intifada de los cuchillos”, es como una llama sin combustible, dicen todos los analistas, porque las grandes organizaciones palestinas no están detrás, a diferencia de la “Primera Intifada” de los años ochenta, que surgió como un estallido espontáneo, y cuya dirección fue enseguida arrebatada por los comités de unidad. La “Segunda Intifada” fue promovida por las milicias armadas de Fatah-Tanzim, y generó mucho derramamiento de sangre.

Fatah sabe que la Segunda Intifada favoreció indiscutiblemente al grupo Hamás; y no está interesado en ser desplazado de Cisjordania por el movimiento islamista tal como sucedió en Gaza en 2007, tras la retirada del ejército israelí de la Franja.
Aunque el liderazgo de Fatah no tiene problema con que la violencia se desarrolle en los territorios que no controla tal como en Jerusalén Este, donde no se le puede achacar seriamente ninguna responsabilidad.
Por su parte, Hamás no está en condiciones, por ahora, de volver a enfrentar a Israel en Gaza tras la última ronda de combates en 2014. Aún no ha repuesto su arsenal de cohetes, ni ha reparado sus túneles. Además, está coqueteando con Qatar y Arabia Saudita, que no están interesados en la apertura de otro conflicto en la zona como lo está Irán.



En cambio, Hamás sí está dispuesto que el conflicto se desate en Cisjordania y Jerusalén; precisamente para tratar de socavar la hegemonía de la Autoridad Palestina. Ha ordenado a sus militantes, principalmente de Hebrón y Nablus, perpetrar atentados suicidas para espolear la rebelión; porque teme que esté por agotarse. Sin embargo, la estructura clandestina de Hamás ha sido en gran medida destruida por la policía palestina y el Servicio de Seguridad General (Shabak) israelí.
Por lo tanto, los ataques no cuentan, hasta el momento, aparentemente, ni con armas de envergadura ni con explosivos. Los autores son generalmente adolescentes y jóvenes, influenciados por las redes sociales, y el fervor religioso que sacude el Oriente Medio. Se trata de la nueva generación de palestinos que no experimentó las vivencias anteriores de los conflictos extendidos con Israel.
No obstante, una vez que la ola de violencia haya pasado –si es que sucede-, la elite israelí debería volver a preguntarse con seriedad cuáles son sus líneas estratégicas, porque la zona es una verdadera caldera y como dijo el diplomático francés Charles Tayllerand, “con las bayonetas todo es posible, menos sentarse encima”.

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