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jueves, 17 de diciembre de 2015

La estrategia de Daesh.


https://arete7cine.wordpress.com/2015/12/11/estrategia-base-para-un-estado-islamico/







MARTA Gª OUTÓN - 12/11/2015 



TERRITORIO DEFINIDO

Para que un grupo social pueda constituirse como estado necesita indudablemente un territorio donde se acojan las instituciones y los habitantes. Es por eso que el Estado Islámico está poniendo su foco de atención, sobre todo, en este aspecto, ya que es garantía de identidad y de organización; no obstante, no significa que este territorio tenga que estar estrictamente delimitado, ya que un estado no es una realidad estática[1].

El grupo terrorista, a corto plazo, tiene el objetivo de abarcar los territorios de Iraq y del Levante (al-sham), regiones de las que se ha beneficiado gracias a la inestabilidad política –aprovechando el sectarismo en Iraq tras la invasión de Estados Unidos y el caos bélico provocado por las distintas facciones militantes de Siria-, mientras que a largo plazo desea alcanzar y recuperar los antiguos territorios que han estado bajo dominio musulmán (Al Ándalus, el Magreb, el resto de África, Hijaz –Arabia Saudí, Países del Golfo…- las repúblicas centroasiáticas musulmanas, Irán (antiguo Imperio Persa), Turquía (el antiguo Imperio Otomano), los Balcanes y territorios austrohúngaros). Ese, como el de todos los grupos yihadistas, es su objetivo fundamental, que una vez logrado se gobernaría bajo un nombre: el Califato Islámico.



No obstante, no podemos dejar de entender este movimiento y sus fines desde una mirada local: el grupo terrorista suní nació desde un principio con un sentimiento vengativo y de humillación con el objetivo de recuperar el poder en el territorio y de expulsar de él cualquier “expresión” apóstata –como el gobierno de Assad y el chiismo-, a pesar de que también haya alcanzado el territorio de Libia, haya conseguido la lealtad de otros grupos terroristas o abogue por alcanzar la orilla occidental; es decir, por lo general, el terrorismo surge con la búsqueda de un objetivo político concreto y con una mirada básicamente local, por lo que la alianza con otros grupos con los que comparten algo de la ideología (fórmulas que se advierten únicamente a nivel exterior) obedece únicamente a la búsqueda de propaganda de su propia causa y nombre, sin lo cual no sobrevivirían.

El Estado Islámico, con una expansión territorial claramente estratégica (a través de la apropiación de poblaciones descontroladas políticamente o dominadas por el descontento para luego pasar al control de ciudades centrales y clave –como Raqqa o Mosul), planea dominar los recursos fundamentales de la región (agua, petróleo, patrimonio histórico…)[2] que le permitan someter a la población y conseguir fuentes de financiación; de hecho, un estado no sobrevive sin recursos primarios ni financieros: “quien domina el agua, domina a la población, y quien domina a la población, domina el Estado”[3]. Por ello es fundamental el considerar que antes de cualquier planteamiento militar para acabar con el grupo, se debe dirigir la atención hacia sus fuentes de financiación, de las que se nutre y gracias a las cuales, sobrevive.



ORGANIZACIÓN POLÍTICA

Es importante recordar de dónde surge el Estado Islámico… Tras la invasión de Iraq por los Estados Unidos, las milicias suníes leales a Saddam Hussein, enfrentadas al país extranjero y a la facción chiita, quedaron política y socialmente desterradas y humilladas; altos mandos del ejército y de la inteligencia del Partido Baath, que “disponían de armas, estaban muy bien preparados militarmente y, en su mayor parte, poseían una amplia experiencia de combate en Afganistán”[1], que además conocían desde hacía tiempo a sus enemigos por años de enfrentamiento, supieron levantar desde el principio un movimiento político laico (recordemos que el Partido Baath era laico) escondido tras pretensiones religiosas (el fanatismo islámico) a través dela creación de una compleja red de inteligencia y aplicando la táctica extrema del miedo.

Gracias al apoyo financiero y militar desde la sombra de algunos países soberanos (Turquía, Arabia Saudí y países del Golfo fundamentalmente), el grupo terrorista pudo ir alimentando a su ejército nacional e internacional y eliminando a sus oponentes (de nuevo aplicando la Inteligencia: una red de espías que recolectasen información sobre personas, territorios y movimientos que pudiesen beneficiar o perjudicar al grupo). Si no fuera por las oportunidades otorgadas por estos “agentes externos”, el Estado Islámico no hubiera conseguido imponerse, en cuestión de meses, al resto de grupos rebeldes de Siria ni tampoco hubiera pasado de 1.000 hombres a 5.000 en poco tiempo;  “una cosa debemos tener clara: “Si el EI, incluso con la fuerza que tiene en estos momentos, no tuviera apoyo externo, no existiría”[2]. Es por ello que el grupo inició sus actividades en Alepo, una ciudad situada al norte de Siria y colindante con la frontera Turca, donde opera el MIT (servicio secreto turco), desde donde entran todos los combatientes que vienen del extranjero a unirse a la causa yihadista. Y tras expandir su influencia en Siria, su rostro se volvió hacia Iraq, donde la población suní aguantaba el descontento frente a las injusticias del gobierno chiita de Al Maliki.

Por supuesto, parte de su estratagema sobrevive y crece a través de su mecanismo comunicativo; las redes sociales se han convertido en un fuerte aliado, escaparate de sus mensajes de propaganda y de amenaza, facilitando la tarea fundamental del terrorismo: expandir el terror. “Esta actividad propagandística les funciona perfectamente, en parte por sus méritos, pero, sobre todo, porque Occidente, a través de sus medios de comunicación, no deja de agrandar la imagen del Estado Islámico”[3]. El Estado Islámico cuenta para ello, no sólo con gente afectada por los eventos sociales y políticos de la modernidad, sino con gente cualificada que pueda aportar con el nivel suficiente de conocimiento como para dejar en vilo a la competencia occidental. Gracias a estas células de información, expandidas tanto a nivel nacional como a nivel internacional, el grupo es capaz de mantener cohesionado un amplio número de fieles sin necesidad de tenerlos acogidos en un mismo territorio, llevar a cabo atentados terroristas coordinados desde territorios lejanos y seguir y coordinar los movimientos aprovechándose de las distintas variantes.

POBLACIÓN

El éxito de la propaganda del terror, sin duda, ha sido gracias al acceso y a la cubrición emocional y racional de las necesidades de una generación y de una población olvidada, así como al extraordinario manejo de las nuevas tecnologías y de los nuevos sistemas de comunicación, reyes del espacio de las relaciones interpersonales hoy en día: “Son capaces de alcanzar y descubrir qué es importante para esas personas, qué les motiva y, después, crean la habilidad de cubrir esa necesidad, inicialmente a través de las redes sociales, Internet… “[1], expresa el General del Air Force Philip Breedlove, comandante de la OTAN. Por otro lado, Nissen asegura en Life Links: “Para algunos individuos este vacío puede ser una falta de pertenencia o de proposición para el futuro, de dirección, aceptación en la sociedad, sujeto a una imagen romántica de la Yihad, aventura o estatus dentro de la sociedad o un grupo (…) Para otros, sin embargo, el reclutamiento puede ser también una cuestión de promesas de algo que pueden satisfacer otros deseos y necesidades personales la excitación, el dinero, el sexo”[2].

 Por tanto, vemos que el enorme éxito de los grupos terroristas en su llamada y reclutamiento de nuevos guerreros reside, no sólo en la evocación a ideales o sentidos religiosos exaltados, sino también al entendimiento y dominación de las frustraciones de una generación dañada.


SOBERANÍA ESTATAL

Todo esto se dirige desde una estructura política, idea fundacional otorgada por el impulsor de este movimiento terrorista: Abu Bakr, que acoge en sus funciones a los principales órganos de un gobierno –el ejecutivo, el legislativo y el judicial-. Las órdenes que salen desde el ejecutivo (Al Imara: Al Bagdadi –el califa-, su subalterno en Iraq –Abu Muslim al Turkmani- y su subalterno en Siria –Abu Ali al Anbari-, junto con los asesores de Al Bagdadi), llegan a los diferentes gobernantes de las provincias, quienes a su vez dan las instrucciones a los jefes locales (walis). La Shura mantiene su función de guía espiritual, pero funciona completamente dependiente de poder ejecutivo. A partir de ahí, se forman órganos dependientes encargados fundamentalmente del tema militar, educativo, social, administrativo, comunicativo…

No obstante, lo que podemos considerar su gran fortaleza también puede significar su gran debilidad; aquí radica posiblemente la notable diferencia entre Al-Qaeda y el ISIS, como se puntualizaba en el Foro ELCANO sobre el Terrorismo Global: “el Estado Islámico es el protagonista de la amenaza terrorista internacional, porque se ha hecho con recursos, ha demostrado que es la organización terrorista con más potencial militar y económico de la historia, porque demanda completa alianza y por su factor de terror (“quien no está con IS, está contra él”); de esta forma consigue legitimidad mediante medios brutales, causando el terror, y con una ideología muy extremista involucra cualquier grupo o individuo, siempre que se someta a lo que el grupo postula (frente a Al-Qaeda, que es una organización más cerrada y, quizás por eso, más unitaria y segura)”[3].


Es interesante la imagen que desea dar el grupo terrorista a nivel exterior: nos llegan imágenes de personajes que parecen bárbaros y que parecen actuar llevados por las ansias de poder y fama cuando realmente todo está manipulado desde la sombra con una gran estrategia e Inteligencia que está tomando la delantera a todas las potencias occidentales que llevan a cabo sus ataques en territorio hostil.

Notas

[1] Íbid.

[2] GRÜN, Gianna (03/06/15): “Tweets as weapons: How Islamic State is fighting its battles… digitally”. DW.com, Disponible en [http://www.dw.de/tweets-as-weapons-how-islamic-state-is-fighting-its-battles-digitally/a-18493604].

[3] STEINBERG, Guido: “La transformación del terrorismo global”, Instituto ELCANO, Foro del 17 y 18 de Noviembre de 2014.

[1] Íbid.

[2] Íbid.

[3] Coronel Pedro Baños Bajo: “Los servicios secretos de Turquía crearon el Estado Islámico”, La tribuna del País Vasco.

[1] R. Calduch: “Relaciones Internacionales”, Ediciones Ciencias Sociales, Madrid, 1991, pp. 25

[2] El Estado Islámico recauda entre 500 y 2.000 millones de dólares por venta de hidrocarburos al año.

[3] Coronel Pedro Baños Bajo: “Los servicios secretos de Turquía crearon el Estado Islámico”, La tribuna del País Vasco

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