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miércoles, 16 de marzo de 2016

DE LAS POLÍTICAS DE ESTADO A LOS AVISOS PARROQUIALES















por Carlos Pissolito.

Todo Estado que se precie de tal tiene lo que, técnicamente, se llama continuidad jurídica. Vale decir que sus acciones tienen una continuidad en el tiempo, independientemente, de quienes lo administren circunstancialmente.
En concordancia con este concepto, los Estados denominados serios, desarrollan lo que se designan como políticas de Estado sobre aquellos temas que consideran fundamentales.
En la lista de estos temas, por lo general, figuran a la cabeza, los que constituyen sus denominados intereses vitales. Como aquellos vinculados con el ejercicio de su soberanía territorial y el uso y aprovechamiento de sus recursos estratégicos.
Hecha esta pequeña introducción teórica, a nadie le puede caber duda que regular la pesca en nuestras costas oceánicas entra, sin duda alguna, en aquello de vital, en aquello de estratégico y en aquello de políticas de Estado.



Si esto es así. Y no pueden caber dudas. Alguien, especialmente, alguna autoridad vinculada al tema, me puede explicar por qué nuestra Prefectura Naval, un día permite que un pesquero ilegal se escape, y a los pocos días hunde, aunque perece ser que no, a otro por la misma causa.

Creo que no me equivoco cuando digo que la causa de este errático y confuso comportamiento hay que buscarlos en razones parroquiales del excepcionalismo argentino antes que en los grandes temas señalados al principio de este post.

Sucede que la Prefectura Naval desde hace algún tiempo viene librando una sorda competencia con, la también nuestra, Armada de la República Argentina por la asignación de misiones y de recursos.
Hasta el momento, las armas de elección parecen ser los carpetazos y las operaciones de prensa. Pues el publicitado hundimiento, se habría tratado -más correctamente- de un auto-hundimiento, pues los tripulantes chinos aceptaron entregarse con la condición de hundir su patache ilegal primero.
Si esto no es una muestra de nuestra estúpida "viveza criolla" que alguien me lo diga.

Señores de blanco y señores de saco sin corbata creo que ha llegado la hora de ponernos serios. En frente tenemos, entre otros, a los chinos. Tipos serios si los hay.


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