https://es.gatestoneinstitute.org/8696/alemania-violaciones-migrantes
por Soeren Kern - 15 de Agosto de 2016
La violencia sexual ha alcanzado en Alemania unas proporciones epidémicas desde que la canciller, Angela Merkel, permitió la entrada en el país de más de un millón de migrantes, en su mayoría hombres, de África, Asia y Oriente Medio.
Gatestone Institute informó por primera vez de la crisis de los migrantes y las violaciones en Alemania en septiembre de 2015, cuando Merkel abrió las fronteras alemanas a decenas de miles de migrantes varados en Hungría. Se publicó un reportaje de seguimiento en marzo de 2016, después de la ola de agresiones contra las alemanas por parte de turbas de inmigrantes en Colonia, Hamburgo y otras ciudades alemanas.
Esta crisis se ha extendido ahora a otros pueblos y ciudades en los 16 estados federales alemanes. Alemania se encuentra en la práctica sitiada: los espacios públicos se están volviendo cada vez más peligrosos. La policía ha alertado de una posible crisis del orden público este verano, cuando los migrantes vean a las mujeres más ligeras de ropa.
Durante el pasado mes de julio, cientos de mujeres y niñas alemanas fueron agredidas sexualmente por migrantes (ver el apéndice al final). La víctima más joven tenía 9 años; la más mayor, 79. Los ataques se produjeron en playas, vías ciclistas, cementerios, discotecas, supermercados, festivales de música, aparcamientos, patios infantiles, escuelas, centros comerciales, taxis, transportes públicos (autobuses, tranvías, trenes de cercanías y metro) y parques, plazas, piscinas y baños públicos. Los predadores acechan por todas partes; ningún lugar es seguro.
Decenas de mujeres y niñas han sido asaltadas por migrantes en festivales de verano y piscinas públicas, lugares comunes de la vida cotidiana alemana.
La violencia sexual en Alemania ha alcanzado proporciones epidémicas desde que la canciller, Angela Merkel, permitiera el ingreso en el país de más de un millón de migrantes, la mayoría hombres, procedentes de África, Asia y Oriente Medio. El Gobierno viene experimentando un gran rechazo a su política de puertas abiertas a la inmigración, que incluye manifestaciones de protesta (izquierda). En algunas zonas, las autoridades han distribuido guías ilustradas para 'educar' a los migrantes en que el asalto sexual no es aceptable (derecha).
En julio, al menos 24 mujeres fueron agredidas en el festival de música Breminale, en Bremen. Varias mujeres han sido también agredidas en festivales al aire libre en Ascheim, Balve, Gerolzhofen, Grenzach-Whylen, Heide, Lossburg, Lütjenburg, Meschede, Poing, Reutlingen, Sinsheim, Wolfhagen y Wolfratshausen.
En julio, también fueron agredidas sexualmente mujeres y niñas en las piscinas públicas en Babenhausen, Dachau, Delbrück, Hamm, Hilchenbach, Kirchheim, Lörrach, Marklohe, Mönchengladbach, Mörfelden-Walldorf, Oberursel, Remagen, Rinteln, Schwetzingen y Stuttgart-Vaihingen.
Las autoridades alemanas restaron importancia a la mayoría de las agresiones, supuestamente para evitar exacerbar el sentimiento antiinmigración. Casi invariablemente, se dice que las agresiones son incidentes aislados (Einzelfälle), y no parte de un problema a nivel nacional. Normalmente, sólo se puede encontrar información sobre las agresiones sexuales en los informes de la policía local. A veces se tratan las violaciones como noticias de ámbito local, que cubren los periódicos locales o regionales. Sólo llegan a la prensa nacional los incidentes de violaciones y agresiones sexuales más espectaculares.
Hubo tres casos en julio que sí fueron cubiertos por los medios nacionales de Alemania:
El 24 de julio, un migrante eritreo de 40 años violó a una mujer de 79 años en un cementerio en Ibbenbüren. La mujer, que vive en una residencia de la localidad, estaba visitando la tumba de su difunta hermana a las 6 de la mañana, cuando tuvo lugar la agresión. El migrante, que vive en Alemania desde 2013, fue detenido allí mismo. Pero es improbable que sea deportado, porque Eritrea se considera una zona en conflicto.
El 14 de julio, se supo que una de las mujeres violadas por las turbas musulmanas en Colonia en Nochevieja se había quedado embarazada. No denunció la agresión a la policía porque le daba vergüenza.
El 3 de julio, una mujer de 24 años violada por tres migrantes en Mannheim en enero admitió que había mentido sobre la identidad de los violadores. Selin Gören, turco-alemana, dijo al principio que sus atacantes habían sido ciudadanos alemanes, cuando en realidad eran migrantes musulmanes.
En una entrevista con Der Spiegel, Gören, portavoz del movimiento juvenil de izquierdas Solid, dijo que había mentido porque temía exacerbar el racismo contra los migrantes. También publicó una carta en Facebook dirigida a un refugiado ficticio:
Lamento mucho que tu forma de tratarme, sexista y fuera de lugar, pudiera ayudar a avivar el racismo agresivo. Voy a chillar... No me quedaré parada mirando, y puede ocurrir que los racistas y los ciudadanos que están preocupados digan que eres tú el problema. Tú no eres el problema. Eres en general un ser humano maravilloso que se merece igual que cualquier otra persona sentirte seguro y libre.
La policía alemana y los medios se han hecho eco fiel de los intentos de Gören de proteger a los violadores migrantes. Los informes de la policía alemana se suelen referir a los delincuentes migrantes con eufemismos políticamente correctos como "del sur" (Südländer), hombres de piel oscura (dunkelhäutig, dunklere Gesichtsfarbe, dunklem Hauttyp) o una mezcla de los dos: "sureño de piel oscura" (südländische Hautfarbe).
Alemania se encuentra ahora en un círculo vicioso: la mayoría de los perpetradores nunca son localizados, y los pocos que sí lo son reciben sentencias blandas. La mayoría nunca serán deportados. Sólo se denuncia una de cada diez violaciones en Alemania, y sólo el 8 % de los juicios por violaciones se saldan con condenas, según el ministro de Justicia, Heiko Maas.
El 7 de julio, el Parlamento alemán aprobó una modificación del código penal que ampliaba la definición de violación y hacía más fácil deportar a los migrantes que cometiesen delitos sexuales. Con la ley, también conocida como la Ley "No significa No" ("Nein heisst Nein"), cualquier forma de sexo no consentido será ahora castigable como delito. Antes, la ley alemana sólo consideraba castigables los casos donde la víctima pudiera demostrar que se había resistido físicamente a sus agresores.
Es poco probable que las reformas, elaboradas con el propósito de facilitar que las víctimas de agresiones sexuales presenten denuncias criminales, acaben con la epidemia de violaciones a manos de migrantes en Alemania. El motivo es que el políticamente correcto sistema de justicia alemán es notoriamente benévolo a la hora de juzgar, sentenciar y deportar a delincuentes extranjeros.
Al mismo tiempo, las estadísticas fiables sobre delitos sexuales cometidos por migrantes son lamentablemente imprecisas. Las autoridades alemanas han sido una y otra vez acusadas de no informar de la verdadera magnitud del problema de la delincuencia en el país. Por ejemplo, hasta el 90 % de los delitos sexuales cometidos en Alemania en 2014 no aparecen en las estadísticas oficiales, según André Schulz, director de la Asociación de Policía Criminal (Bund Deutscher Kriminalbeamter o BDK).
El 25 de febrero, el periódico Die Welt informó de que las autoridades del estado alemán de Hesse estaban suprimiendo información sobre los delitos relacionados con migrantes, aparentemente a causa de una "falta de interés público".
El 24 de enero, Die Welt publicó que la supresión de los datos sobre la tasa de delincuencia de los migrantes es un "fenómeno muy extendido en toda Alemania". Según Rainer Wendt, responsable del sindicato de la policía alemán (Deutschen Polizeigewerkschaft o DPoIG), "Todos los policías saben que tiene que cumplir unas expectativas políticas concretas. Es mejor guardar silencio [sobre la delincuencia de los migrantes], porque no te puedes equivocar".
El 22 de enero, la revista Focus publicó que la Agencia Federal contra la Discriminación (Antidiskriminierungsstelle des Bundes o ADS) presionó a la policía de Renania del Norte-Westfalia (RNW) para que eliminara la referencia a las "bandas de delincuentes norteafricanos" de una nota de prensa. Según Focus, la ADS escribió: "Existe el peligro de que las personas de esos países se conviertan en sospechosos de forma generalizada. Les instamos a borrar la referencia al origen norteafricano de la nota de prensa". La policía de RNW borró después las palabras ofensivas porque "no se podía descartar que tal como lo formulábamos en la nota de prensa se pudiera malinterpretar como una declaración discriminatoria". El artículo original de Focus ha sido retirado desde entonces de la página web de la revista.
El 8 de enero, el periódico Bild publicó un artículo titulado: "¿Se le está prohibiendo a la policía que diga la verdad?" El periódico citaba a un alto oficial de la policía de Fráncfort, que decía:
Tenemos instrucciones estrictas que vienen de arriba de no informar de los delitos cometidos por los refugiados Sólo deben responderse las preguntas directas de los representantes de los medios en relación con delitos específicos. [...] Es extraordinario que de manera deliberada NO se informe de ciertos delincuentes y que la información sea clasificada como confidencial (nicht pressefrei).
Entretanto, Boris Palmer, el alcalde "progresista" de Tubinga, cree haber encontrado una solución al problema de los migrantes que están violando a las mujeres y niñas alemanas en las piscinas públicas. Quiere que los migrantes hagan de guardianes en las piscinas. En un comentario de Facebook, escribió: "Nuestro ayuntamiento ha tomado una importante medida para la prevención y la integración. Tenemos un socorrista sirio que puede comunicar en árabe y con autoridad qué conducta está permitida y cuál no".
El primer contratado por Palmer es un sirio de 24 años llamado Aiham Shalguin. En una entrevista con Schwäbisches Tagblatt, Shalguin presentaba a los migrantes como víctimas de las circunstancias: "Muchos refugiados varones no se han bañado nunca con mujeres. En Siria, la mayoría de las piscinas públicas están separadas por sexos. Los hombres no quieren ver a las mujeres con atuendo de baño".
Soeren Kern es analista de política europea para el Instituto Gatestone en Nueva York. Síguelo en Facebook y en Twitter. Su primer libro, Global Fire, estará a la venta en 2016.
por Soeren Kern - 15 de Agosto de 2016
La violencia sexual ha alcanzado en Alemania unas proporciones epidémicas desde que la canciller, Angela Merkel, permitió la entrada en el país de más de un millón de migrantes, en su mayoría hombres, de África, Asia y Oriente Medio.
Gatestone Institute informó por primera vez de la crisis de los migrantes y las violaciones en Alemania en septiembre de 2015, cuando Merkel abrió las fronteras alemanas a decenas de miles de migrantes varados en Hungría. Se publicó un reportaje de seguimiento en marzo de 2016, después de la ola de agresiones contra las alemanas por parte de turbas de inmigrantes en Colonia, Hamburgo y otras ciudades alemanas.
Esta crisis se ha extendido ahora a otros pueblos y ciudades en los 16 estados federales alemanes. Alemania se encuentra en la práctica sitiada: los espacios públicos se están volviendo cada vez más peligrosos. La policía ha alertado de una posible crisis del orden público este verano, cuando los migrantes vean a las mujeres más ligeras de ropa.
Durante el pasado mes de julio, cientos de mujeres y niñas alemanas fueron agredidas sexualmente por migrantes (ver el apéndice al final). La víctima más joven tenía 9 años; la más mayor, 79. Los ataques se produjeron en playas, vías ciclistas, cementerios, discotecas, supermercados, festivales de música, aparcamientos, patios infantiles, escuelas, centros comerciales, taxis, transportes públicos (autobuses, tranvías, trenes de cercanías y metro) y parques, plazas, piscinas y baños públicos. Los predadores acechan por todas partes; ningún lugar es seguro.
Decenas de mujeres y niñas han sido asaltadas por migrantes en festivales de verano y piscinas públicas, lugares comunes de la vida cotidiana alemana.
La violencia sexual en Alemania ha alcanzado proporciones epidémicas desde que la canciller, Angela Merkel, permitiera el ingreso en el país de más de un millón de migrantes, la mayoría hombres, procedentes de África, Asia y Oriente Medio. El Gobierno viene experimentando un gran rechazo a su política de puertas abiertas a la inmigración, que incluye manifestaciones de protesta (izquierda). En algunas zonas, las autoridades han distribuido guías ilustradas para 'educar' a los migrantes en que el asalto sexual no es aceptable (derecha).
En julio, al menos 24 mujeres fueron agredidas en el festival de música Breminale, en Bremen. Varias mujeres han sido también agredidas en festivales al aire libre en Ascheim, Balve, Gerolzhofen, Grenzach-Whylen, Heide, Lossburg, Lütjenburg, Meschede, Poing, Reutlingen, Sinsheim, Wolfhagen y Wolfratshausen.
En julio, también fueron agredidas sexualmente mujeres y niñas en las piscinas públicas en Babenhausen, Dachau, Delbrück, Hamm, Hilchenbach, Kirchheim, Lörrach, Marklohe, Mönchengladbach, Mörfelden-Walldorf, Oberursel, Remagen, Rinteln, Schwetzingen y Stuttgart-Vaihingen.
Las autoridades alemanas restaron importancia a la mayoría de las agresiones, supuestamente para evitar exacerbar el sentimiento antiinmigración. Casi invariablemente, se dice que las agresiones son incidentes aislados (Einzelfälle), y no parte de un problema a nivel nacional. Normalmente, sólo se puede encontrar información sobre las agresiones sexuales en los informes de la policía local. A veces se tratan las violaciones como noticias de ámbito local, que cubren los periódicos locales o regionales. Sólo llegan a la prensa nacional los incidentes de violaciones y agresiones sexuales más espectaculares.
Hubo tres casos en julio que sí fueron cubiertos por los medios nacionales de Alemania:
El 24 de julio, un migrante eritreo de 40 años violó a una mujer de 79 años en un cementerio en Ibbenbüren. La mujer, que vive en una residencia de la localidad, estaba visitando la tumba de su difunta hermana a las 6 de la mañana, cuando tuvo lugar la agresión. El migrante, que vive en Alemania desde 2013, fue detenido allí mismo. Pero es improbable que sea deportado, porque Eritrea se considera una zona en conflicto.
El 14 de julio, se supo que una de las mujeres violadas por las turbas musulmanas en Colonia en Nochevieja se había quedado embarazada. No denunció la agresión a la policía porque le daba vergüenza.
El 3 de julio, una mujer de 24 años violada por tres migrantes en Mannheim en enero admitió que había mentido sobre la identidad de los violadores. Selin Gören, turco-alemana, dijo al principio que sus atacantes habían sido ciudadanos alemanes, cuando en realidad eran migrantes musulmanes.
En una entrevista con Der Spiegel, Gören, portavoz del movimiento juvenil de izquierdas Solid, dijo que había mentido porque temía exacerbar el racismo contra los migrantes. También publicó una carta en Facebook dirigida a un refugiado ficticio:
Lamento mucho que tu forma de tratarme, sexista y fuera de lugar, pudiera ayudar a avivar el racismo agresivo. Voy a chillar... No me quedaré parada mirando, y puede ocurrir que los racistas y los ciudadanos que están preocupados digan que eres tú el problema. Tú no eres el problema. Eres en general un ser humano maravilloso que se merece igual que cualquier otra persona sentirte seguro y libre.
La policía alemana y los medios se han hecho eco fiel de los intentos de Gören de proteger a los violadores migrantes. Los informes de la policía alemana se suelen referir a los delincuentes migrantes con eufemismos políticamente correctos como "del sur" (Südländer), hombres de piel oscura (dunkelhäutig, dunklere Gesichtsfarbe, dunklem Hauttyp) o una mezcla de los dos: "sureño de piel oscura" (südländische Hautfarbe).
Alemania se encuentra ahora en un círculo vicioso: la mayoría de los perpetradores nunca son localizados, y los pocos que sí lo son reciben sentencias blandas. La mayoría nunca serán deportados. Sólo se denuncia una de cada diez violaciones en Alemania, y sólo el 8 % de los juicios por violaciones se saldan con condenas, según el ministro de Justicia, Heiko Maas.
El 7 de julio, el Parlamento alemán aprobó una modificación del código penal que ampliaba la definición de violación y hacía más fácil deportar a los migrantes que cometiesen delitos sexuales. Con la ley, también conocida como la Ley "No significa No" ("Nein heisst Nein"), cualquier forma de sexo no consentido será ahora castigable como delito. Antes, la ley alemana sólo consideraba castigables los casos donde la víctima pudiera demostrar que se había resistido físicamente a sus agresores.
Es poco probable que las reformas, elaboradas con el propósito de facilitar que las víctimas de agresiones sexuales presenten denuncias criminales, acaben con la epidemia de violaciones a manos de migrantes en Alemania. El motivo es que el políticamente correcto sistema de justicia alemán es notoriamente benévolo a la hora de juzgar, sentenciar y deportar a delincuentes extranjeros.
Al mismo tiempo, las estadísticas fiables sobre delitos sexuales cometidos por migrantes son lamentablemente imprecisas. Las autoridades alemanas han sido una y otra vez acusadas de no informar de la verdadera magnitud del problema de la delincuencia en el país. Por ejemplo, hasta el 90 % de los delitos sexuales cometidos en Alemania en 2014 no aparecen en las estadísticas oficiales, según André Schulz, director de la Asociación de Policía Criminal (Bund Deutscher Kriminalbeamter o BDK).
El 25 de febrero, el periódico Die Welt informó de que las autoridades del estado alemán de Hesse estaban suprimiendo información sobre los delitos relacionados con migrantes, aparentemente a causa de una "falta de interés público".
El 24 de enero, Die Welt publicó que la supresión de los datos sobre la tasa de delincuencia de los migrantes es un "fenómeno muy extendido en toda Alemania". Según Rainer Wendt, responsable del sindicato de la policía alemán (Deutschen Polizeigewerkschaft o DPoIG), "Todos los policías saben que tiene que cumplir unas expectativas políticas concretas. Es mejor guardar silencio [sobre la delincuencia de los migrantes], porque no te puedes equivocar".
El 22 de enero, la revista Focus publicó que la Agencia Federal contra la Discriminación (Antidiskriminierungsstelle des Bundes o ADS) presionó a la policía de Renania del Norte-Westfalia (RNW) para que eliminara la referencia a las "bandas de delincuentes norteafricanos" de una nota de prensa. Según Focus, la ADS escribió: "Existe el peligro de que las personas de esos países se conviertan en sospechosos de forma generalizada. Les instamos a borrar la referencia al origen norteafricano de la nota de prensa". La policía de RNW borró después las palabras ofensivas porque "no se podía descartar que tal como lo formulábamos en la nota de prensa se pudiera malinterpretar como una declaración discriminatoria". El artículo original de Focus ha sido retirado desde entonces de la página web de la revista.
El 8 de enero, el periódico Bild publicó un artículo titulado: "¿Se le está prohibiendo a la policía que diga la verdad?" El periódico citaba a un alto oficial de la policía de Fráncfort, que decía:
Tenemos instrucciones estrictas que vienen de arriba de no informar de los delitos cometidos por los refugiados Sólo deben responderse las preguntas directas de los representantes de los medios en relación con delitos específicos. [...] Es extraordinario que de manera deliberada NO se informe de ciertos delincuentes y que la información sea clasificada como confidencial (nicht pressefrei).
Entretanto, Boris Palmer, el alcalde "progresista" de Tubinga, cree haber encontrado una solución al problema de los migrantes que están violando a las mujeres y niñas alemanas en las piscinas públicas. Quiere que los migrantes hagan de guardianes en las piscinas. En un comentario de Facebook, escribió: "Nuestro ayuntamiento ha tomado una importante medida para la prevención y la integración. Tenemos un socorrista sirio que puede comunicar en árabe y con autoridad qué conducta está permitida y cuál no".
El primer contratado por Palmer es un sirio de 24 años llamado Aiham Shalguin. En una entrevista con Schwäbisches Tagblatt, Shalguin presentaba a los migrantes como víctimas de las circunstancias: "Muchos refugiados varones no se han bañado nunca con mujeres. En Siria, la mayoría de las piscinas públicas están separadas por sexos. Los hombres no quieren ver a las mujeres con atuendo de baño".
Soeren Kern es analista de política europea para el Instituto Gatestone en Nueva York. Síguelo en Facebook y en Twitter. Su primer libro, Global Fire, estará a la venta en 2016.
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