RENUNCIAMIENTO vs
ATORNILLAMIENTO
Las personas se
conocen por sus actitudes en las instancias decisivas de sus vidas. Parecen
sintetizar, en un solo gesto, su visión y lo que realmente pretendían ser antes
que simplemente parecer.
Por ejemplo, tras
la Conferencia de Guayaquil, el General San Martín decide retirarse de la vida
pública. Entiende que ha cumplido con su misión en la vida. Ha asegurado la
independencia de su patria, la de Chile, la de Perú y la de Ecuador. Aunque
sabe que la tarea no está terminada completamente. Se retira prudentemente.
¿Por qué?
Simplemente,
porque entiende que su presencia traería más inconvenientes que beneficios a la
causa que sostiene. Cuál es la de la Independencia Americana. Podría, tal como
se lo aconsejan sus seguidores más cercanos, quedarse y dar la pelea. Pero, ésta
ya no sería contra los enemigos de la Independencia, sino contra quienes
deberían ser sus aliados e incluso contra algunos de sus subalternos.
Sabe que ha sido
traicionado. En lugar de arremeter contra sus adversarios dolorido y resentido.
Opta por el exilio. El tiempo y la historia no harán otra cosa que darle la
razón. San Martín, aún en la renuncia,
nos deja una importante lección de vida. Hay que saber bajarse del orgullo,
nunca de la dignidad.
Una lección que,
hoy, no es muy tenida en cuenta. Quienes deberían imitarlo. No consideran la
posibilidad de renunciar. Simplemente, porque en sus espíritus no hay nada
superior a sus proyectos personales. En realidad, poca cosa si se lo compara
con una gran causa como sería el bienestar de la Patria y la salud de las
instituciones que comandan.
Han perdido la vergüenza,
no es de extrañar que sus subalternos le pierdan pronto el respeto.
El Administrador.
1 comentario:
Es absolutamente cierto. Resulta muy negativo tener un ejemplo 'super' como el del General San Martín, que había derrotado además a las fuerzas Napoleónicas en Bailén, y no hacerse eco.
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