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domingo, 13 de octubre de 2019

LAS CONSECUENCIAS DEL CAMBIO CLIMÁTICO GLOBAL (CCG) EN EL ORDENAMIENTO TERRITORIAL DE LUJÁN DE CUYO.









por Carlos A. Pissolito



A modo de introducción.

Varias veces es la historia la que nos anticipa el futuro. Otras tantas, la buena literatura, pero también no pocas la ciencia ficción.
Dique Chipolletti, Luján de Cuyo.

The day after tomorrow, por ejemplo, fue una película dirigida por Roland Emmerich y protagonizada por Jake Gyllenhaal y Dennis Quaid. Se estrenó en el 2004 con un póster que mostraba una imagen de Nueva York congelada.

¿Ciencia ficción? Seguro, pero ¿qué fue lo que dijeron los expertos en 2004 después de ver la película?

Por ejemplo, Stefan Rahmstorf, del Instituto Potsdam para la Investigación del Impacto Climático, dijo en Berlín: “Claramente, esta es una película de desastre y no un documental científico, los cineastas se han tomado muchas licencias artísticas. Pero la película presenta una oportunidad para explicar que algunos de los antecedentes básicos son correctos: los humanos están cambiando cada vez más el clima y este es un experimento bastante peligroso, que incluye cierto riesgo de cambios abruptos e imprevistos”.



Y continuó afirmando que “...afortunadamente es extremadamente improbable que veamos cambios importantes en la circulación oceánica en las próximas dos décadas. Y las consecuencias no serían tan dramáticas como la ‘supertormenta’ representada en la película. Sin embargo, un cambio importante en la circulación oceánica es un riesgo con consecuencias serias y en parte impredecibles, que debemos evitar. E incluso sin eventos como los cambios en la circulación oceánica, el cambio climático es lo suficientemente serio como para exigir una acción decisiva”.

Pero sucede que, por estos días, hemos visto imágenes muy similares a las que plantea la película de referencia. No de la Isla de Manhattan, sino de Chicago, una ciudad prácticamente ubicada en la misma latitud que ésta y donde se registraron temperaturas de 51° C bajo cero la semana pasada. Vale decir, inferiores a las de la propia Antártida para la misma fecha.

Desarrollo:

1. Antecedentes: En el “Plan De Ordenamiento Territorial Luján De Cuyo, Como se ha Trabajado el Tema de Participación Social”, leemos lo siguiente:

Los efectos que el Cambio Climático Global (CCG) está produciendo en la evolución y progreso del territorio a ordenar, con la intención de poner en la mesa de trabajo la incidencia de factores de riesgo que hasta ahora han sido poco o nada considerados en el proceso de desarrollo. Todo demuestra que los impactos del riesgo natural, climático, ambiental, social, económico, tecnológico y cultural, alteran el equilibrio de los territorios, causan problemas de difícil manejo y sobre todo dejan secuelas económicas y sociales que desarticulan su posibilidad de sustentabilidad y elevan los costos operativos, cuando no son considerados como componentes del desarrollo.

Sin embargo, nada sobre su influencia concreta puede leerse en el resto de los documentos. Al parecer, el tema ha sido mencionado, ya que no puede ser eludido, pero no se lo ha tenido en cuenta como es debido.

¿Qué es lo que se debería haber considerado? Vamos por partes.

Para remarcar su importancia recordemos que durante el pasado verano boreal, asistimos a una inusual seguidilla de tormentas tropicales. En el Atlántico Norte se registraron 15 tormentas, ocho huracanes y dos grandes huracanes. Por su parte, el Océano Pacífico sufrió 29 tormentas, 14 tifones y siete supertifones. Y en el Océano Índico, se recibieron cinco tormentas y tres ciclones muy fuertes.

Por su parte, en nuestro país fuimos asolados por una de las peores sequías del siglo y, por si esto fuera poco, parece ser que en este año tendremos la contrapartida de graves inundaciones.

Más allá de estas consecuencias más visibles del CCG hay otras que marchan silenciosas. Entre ellas, hay una que nos interesa especialmente, cuál es la merma en la cantidad de agua disponible, ya sea para el consumo humano o para la agricultura.

Respecto de la disponibilidad de agua potable, sabemos, por ejemplo, que las ciudades del Sur del continente africano están perdiendo sus fuentes naturales de agua. Como ha sido el caso de Ciudad del Cabo, ubicada en una latitud similar a las principales argentinas. Mendoza, nuestra ciudad, ya lleva más de una década en ‘emergencia hídrica’.

Por su parte, la pérdida de agua disponible para la agricultura puede disparar varios procesos simultáneos. A saber, al más evidente, que es la pérdida de superficies cultivables, le sigue la migración obligatoria de cultivos a zonas más propicias y, finalmente, las migraciones humanas que se moverán como consecuencia de esos cambios.

Tampoco puede ni debe descartarse que tales cambios produzcan o incentiven conflictos ya existentes, como ya ha sucedido en el pasado con trastornos del clima similares.

Por ejemplo, el calentamiento del clima durante la Baja Edad Media trajo la irrupción de los vikingos, un pueblo de navegantes que se extendió por toda Europa y que penetró en el Mediterráneo, entre otras razones, por mejores condiciones meteorológicas.

Igualmente, pudieron asentarse en Groenlandia debido a un clima más templado que les permitía tanto recoger sus cosechas para alimentarse ellos y a sus animales como mantener las líneas de navegación con Escandinavia.

También se atribuye a la mayor benignidad del clima la extensión de la peste negra (1347-1351). Se sabe que su portadora, la pulga de la rata negra doméstica, vive entre los 15º y 20º de temperatura ambiental y con una humedad relativa del 90%. El elevamiento de las temperaturas promedio medias y de mayores lluvias permitió que el roedor migrara de las llanuras asiáticas a la fría Europa.

Nada de lo relatado nos debería extrañar, simplemente porque ya está sucediendo, y siendo como somos un país agroexportador, nos debería importar desde un punto vista geopolítico las consecuencias del cambio climático sobre nuestras diversas actividades agropecuarias.

Por ejemplo, ya se está hablando de la migración de los cultivos de vid desde nuestra provincia hacia La Pampa. También son bien conocidas la expansión de plagas endémicas, como el dengue, la fiebre amarilla, el virus de zika y chikungunya, transmitidos por un mosquito (el Aedes aegypti) que vive en climas subtropicales, pero que el progresivo calentamiento viene expandiendo hacia el Sur.

Sea como sea, la lógica del CCG nos debería llevar a prever políticas de Estado que se traduzcan en estrategias sectoriales –agropecuarias, de salud, de emergencias y de mitigación de desastres naturales– que nos permitieran ir adaptando nuestros sistemas productivos al impacto de sus consecuencias.

2. Los problemas concretos a enfrentar: La problemática del CCG nos lleva a considerar que sus consecuencias; ya sea en forma aislada o conjugada. Creemos que están  podrían llegar a ser algunas de las siguientes:

Las dificultades para acceder a las fuentes de agua potable: Se sabe que el acceso al agua potable, así como la necesaria para el riego es una de las necesidades básicas para la vida humana. Cambios en el régimen de precipitaciones, variaciones en los caudales de los cursos de agua o el derretimiento de glaciares  tendrían, con certeza, consecuencias graves para todas las actividades humanas que necesitan del agua. Que dicho sea de paso son casi todas de importancia vital.

Los problemas en la producción y la distribución de alimentos: Pero no sólo faltaría el agua para beber. La ocurrencia de sequías prolongadas disminuiría la cantidad del agua disponible para la agricultura.  Una consecuencia inmediata sería la consecuente reducción de las áreas cultivables. Aspecto que afectaría, igualmente, a aquellos que las destinan al cultivo de comestibles como a aquellos dedicados a la cría de ganado.  En consecuencia, una de las primeras consecuencias, a la par de una caída de los volúmenes en la producción de alimentos, sería la tensión entre ambos tipos de productores que competirían por un recurso cada vez más escaso. Ello, finalmente, al convertirse en una situación crónica, impulsaría grandes migraciones internas de los productores agropecuarios hacia las zonas menos castigadas.

Los problemas de salud: La Organización Mundial de la Salud estima que las consecuencias del CCG serían, en su mayoría, negativas para la salud de las poblaciones. Por ejemplo, puntualiza que tendrán impacto en la expansión de las enfermedades portadoras por vectores animales, tales como el dengue y la malaria. Por su parte, la escasez de agua potable creemos que tendrá un impacto negativo directo en la higiene y las tareas derivadas de la medicina preventiva

Las pérdidas de tierras habitables y desplazamiento de poblaciones: Una lógica consecuencia de los problemas ya señalados será la pérdida de tierras habitables y de las aptas para la agricultura, por lo que se producirá un lógico desplazamiento de las poblaciones en busca de tierra aptas para vivir y para cultivar. 

3. El problema del agua:  De todos los problemas señalados nos interesa, especialmente, a los mendocinos y a los lujaninos el del agua. En primer lugar, porque es el más importante de todos y en segundo lugar, porque es uno sobre el que la acción humana, especialmente, la del Estado puede, al menos, morigerar.

Lo primero que hay que reconocer es que el aprovechamiento del agua en Mendoza es un elemento vital para su crecimiento. El mismo empieza en el período prehispánico. Pero alcanza su apogeo a fines del siglo XIX, cuando la provincia comienza a convertirse en un verdadero oasis en medio de un desierto. Como nos contaron nuestros abuelos, ante la necesidad de ganarse la vida, los pioneros mendocinos introdujeron y fomentaron el desarrollo de la actividad vitivinícola.

También, comprendieron que el agua para riego era fundamental, ya que de su obtención y distribución dependía el desarrollo de todo lo demás. En otras palabras: estaban haciendo Estrategia sin saberlo.

Organizados como eran, en 1884 sancionaron la Ley de Aguas y se creó el Departamento General de Irrigación como un organismo público autónomo encargado del manejo del agua. También, impulsaron la participación de los regantes en la gestión del agua, algo que perdura hasta nuestros días.

Por ejemplo, se concretó el dique Luján durante la gobernación de Tiburcio Benegas (1889). En forma paralela, los pioneros del sur mendocino de San Rafael y Colonia Alvear y los cercanos al río Tunuyán, en el Valle de Uco, y en nuestra zona Este, aprovecharon el agua con humildes pero efectivas hijuelas.

Con la llegada del siglo XX se inició el periodo de las grandes construcciones hídricas. Se puede decir, sin exagerar, que esos pioneros, contra viento marea, generaron la conciencia y las políticas de Estado que permitieron construir costosas obras que superaban, por largo, a las sucesivas administraciones.

Luego de la Crisis Financiera Mundial de los años ‘30 –la que repercutió negativamente en la provincia y en el país–, se retomó el camino de las grandes obras. Los sucesivos gobiernos conservadores (1932/1943) trataron de llevar adelante una conveniente diversificación de la matriz productiva local mediante la introducción de la fruticultura como actividad.

Para ello eran necesarias nuevas obras hidráulicas que ampliaran la superficie cultivable, por lo que se procedió a la realización de tareas de captación y canalización del tramo superior del río Tunuyán con el dique Valle de Uco (1939). Luego, se modernizaron los diques Medrano y Phillips, ya existentes, para ampliar las zonas de riego.

Llegado a este punto, resulta interesante relatar cómo fue la interacción de los planes provinciales con los nacionales en un momento en el que el presidente de los EE.UU. Franklin D. Roosevelt relanzaba la economía de su país, encargándole al Cuerpo de Ingenieros de su Ejército las megaobras en los ríos Mississippi y Tennessee.

En ese marco, fruto de un plan concertado entre Nación y la Provincia, se inició en 1941 la construcción del dique El Nihuil. También se hicieron planes para los ríos Atuel, Diamante, Malargüe, Barrancas y Grande, pero no prosperaron.

Con la llegada del peronismo (1952/1955) se tomaron varias decisiones políticas destinadas a instaurar a la energía hidroeléctrica como la principal, la que –secundariamente– podría servir para abastecer de agua a los sistemas de riego.

El golpe de Estado de 1955 implicó la caída de ambiciosos proyectos, como la derivación de los cursos de agua Cobre y Tordillo; pero otros, como las centrales hidroeléctricas Los Nihuiles y Agua del Toro y el embalse El Carrizal, sobre el río Tunuyán, fueron concretados por los gobiernos de facto.

Desde hace unos años, la Provincia lucha con su vecina La Pampa por el aprovechamiento de las agua del  Río Atuel. Esta última, en un conflicto que lleva varios años y varias vueltas, se sigue negando a que se concreten las obras de Portezuelo del Viento y del Complejo Los Blancos, sobre el río Tunuyán.

Es de esperar que con la intervención de la Nación estos conflictos sean definitivamente superados.

4. A los problemas globales, soluciones locales: Creemos haber explicado y detallado las consecuencias el CCG a nivel global, nacional y provincial. Ahora, nos toca hacerlo desde el punto de vista del Ordenamiento Territorial, para nuestro departamento de Luján de Cuyo.

Antes de hacerlo, recordemos que  este proyecto se propone: “trabajar en la construcción de un NUEVO MODELO DE DESARROLLO DEPARTAMENTAL, más sustentable, realista, seguro y sostenible en el tiempo.”

Se agrega que se; ”incluye el pensamiento estratégico sobre el desarrollo esperado y deseado para el Departamento y sus diferentes distritos, en el contexto del Ordenamiento Territorial propuesto en la Provincia de Mendoza. Para avanzar en esta visión es necesario recorrer un estadio previo que es la detección de los problemas que están frenando y/o condicionando el ordenamiento y el desarrollo de cada sector territorial de Luján de Cuyo y, en consecuencia, impidiendo que las capacidades y recursos potenciales que dispone reviertan en un mejor nivel de vida para el conjunto de su población, porque los territorios y comunidades que componen el Departamento no han asimilado de la misma manera los impactos que se han detallado, como consecuencia de su HETEROGENEIDAD.”  (subrayado nuestro)

Vemos que se menciona al pensamiento estratégico. Entendemos, que se lo hace en sentido amplio y que se refiere a una necesaria anticipación de los problemas principales que podrían dificultar la obtención de los objetivos propuestos por el nuevo modelo de desarrollo departamental.

Por todo lo expuesto, considero que los problemas del agua, tal como han sido explicado constituyen el principal a enfrentar. En principio, porque como lo señala el mismo documento, nos encontramos en una ubicación geográfica donde ese problema es parte de nuestra realidad y, siguiendo, porque el mismo habrá de agravarse con las consecuencias del CCG.

Vale decir deberemos ver qué medidas concretas se pueden tomar a nivel municipal, no ya para detener las consecuencias del CCG, pero al menos para morigerarlas en nuestro escenario local y teniendo en cuenta los instrumentos de gobierno con los que se cuenta-

5. Respecto a la distribución y uso del agua potable: 


  • Planificar y desarrollar plantas de potabilización de agua potable con visión de futuro y acorde al crecimiento poblacional previsible. Además, de los necesarios sistemas de almacenamiento y de distribución domiciliaria.


  • Supeditar la expansión urbana a la disponibilidad efectiva del servicio de agua potable.
  • Concientizar a la población sobre la escasez del recurso y en la necesidad imperiosa de su cuidado y preservación.
  • Desarrollar una agresiva política municipal para prevenir y anular las conexiones clandestinas a las redes de agua potable. 


6. Respecto a la distribución y uso del agua para riego:

  • Exigir a la Departamento General de Irrigación un mejor aprovechamiento del agua disponible para riego. Por ejemplo, impulsando la impermeabilización de los cauces de riego, evitando las pérdidas de agua, etc. 
  • Consensuar con dicho organismo una política tarifaria acorde con las necesidades y los distintos usos (recreativo, productivo, etc.) que hacen nuestros vecinos de este recurso.
  • Supeditar la instalación y el tipo de nuevos emprendimientos agrarios a la efectiva disponibilidad del agua para riego.


A MODO DE CONCLUSIONES.

Del análisis de todo lo expresado surge que los efectos derivados del CCG presentan serios riesgos para el nuevo modelo propuesto para el Desarrollo Territorial. El abastecimiento de agua presenta la mayor amenaza. Por lo que se debe prever la toma de decisiones tendientes a prevenir su ya crónica escasez y su, muy probable, agravamiento frente a las consecuencias del CCG.

Como colofón, se puede expresar, sin exageración alguna, que las previsiones para mitigar esta situación  es vital, no solo para la economía del departamento, sino, principalmente, para relanzar un proyecto de vida en común en un espacio hostil solo habitable por el permanente esfuerzo humano.

Para poder proceder de esta manera va a ser necesario retomar el espíritu de esos pioneros que luego de bajar de los barcos lucharon y se pusieron a trabajar para concretar sus sueños. En el camino, habrá que dejar de lado las pequeñas rencillas políticas y ponerse de acuerdo en lo fundamental. Su memoria y la prudencia de un futuro posible para la nuevas generaciones son los imperativos que nos lo exigen.


LUJÁN de CUYO, 21 de febrero de 2019.












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