Covid 19: Comienza el Acto II.

El que se aburre en esta cuarentena es porque quiere IV.




Comienza el Acto II.


por Carlos Pissolito


Un resumen del Acto I: Antes de pasar al tema de análisis que hoy nos ocupa, cual  es la probable evolución de la crisis planteada por la pandemia del coronavirus, es necesario ver, someramente, cómo quedan posicionados los principales actores geopolíticos cuando ya se vislumbra el fin de la etapa inicial o del 1er Acto. No en vano la voz griega "crisis", también significa, trama de una obra de teatro o la resolución de la misma.



Los EEUU: se consolidan como el gran perdedor de esta etapa. Una situación que se verifica, tanto, en su política interna como en la externa. Respecto de la primera, no pueden pasarse por alto el notable incremento de las tensiones sociales y culturales que, históricamente, habían caracterizado a la sociedad norteamericana con sus conocidas líneas de fractura entre la mayoría blanca con las distintas minorías étnicas; también, la que puede establecerse entre los incluidos en su sistema de prosperidad con los excluidos que no lo están. A las que se suman, hoy, fracturas políticas incentivadas por la postura antisistema del Presidente D Trump. Lo que todo reunido da una ubicación geográfica particular caracterizada por un lado, con similitudes con la división entre los estados en los que se separó la Unión en ocasión de la Guerra de Secesión y, por el otro, con la adición de la grandes ciudades de la Costa Oeste a la del Norte y con el centro de los EEUU con los Confederados.

Por otro parte, el Presidente Trump y parte del denominado Estado Profundo, han reforzado su dialéctica contra la responsabilidad o, al menos, la negligencia de China en la expansión de la pandemia. No deja de ser importante de que entre este grupo a demonizar se encuentren grandes compañías tecnológicas, las que son acusadas de haber colaborado con China. Al respecto, aún, no queda claro cuál será la reacción del gobierno de los EEUU, si algún tipo de manejo insidioso pudiese demostrarse o que se lo diera por demostrado, como ya ocurrió cuando los EEUU necesitaron justificar el uso de la fuerza contra alguno de sus enemigos.

Rusia: luego de un promisorio inicio en su lucha contra la pandemia, aparece, hoy, mucho más afectada que antes. Sumado a sus problemas económicos esta situación ha producido el descontento de los sectores más duros de las raíces de la Madre Rusia, conformadas en torno a sus FFAA, a la Iglesia Ortodoxa Rusa y a los restos del Partido Comunista soviético. Todos ellos, están cuestionando la medidas “liberales” del Presidente Putin y dicen estarse preparando para lo peor. No es menor el hecho que haya sido el propio presidente de Rusia, quien le haya hecho saber a su par norteamericano, que al igual que sucediera durante el colapso de la URSS y para prevenir cualquier sorpresa por el lado de la OTAN, que su flota de submarinos de misiles balísticos se encuentra operativa y navegando en alta mar. Lo que debe interpretarse como una amenaza preventiva contra cualquier uso de la fuerza militar por parte de los EEUU. Lo que desconocemos es si esta amenaza de contraataque se limita a un ataque contra Rusia o incluye a cualquier ataque contra China o contra otros aliados como sería el caso de Irán e, incluso, de Venezuela.

China: Es obviamente la gran ganadora de esta etapa. Tanto por su baja cantidad de muertos, si tenemos en cuenta su inmensa población, como por su rápida y, aparentemente, eficiente lucha contra la pandemia. En consonancia con esta situación, China había lanzado una agresiva campaña de diplomacia pública mediante el envío de insumos médicos a varios países. Sin embargo, la mala calidad de varios de los elementos enviados en forma gratuita o comercializados, sumado a las acusaciones de los EEUU, respecto a la responsabilidad de China en el origen y en la expansión de la pandemia, parecen estar limitando los efectos de la campaña señalada.

Brasil: en lo regional se presenta como el gran perdedor, solo superado en la desconsideración global por los EEUU y la Gran Bretaña. Pero, al contrario de los países nombrados, las FFAA brasileñas parecen estar realizando un efectivo control de daños. Sin embargo, la situación está lejos de estar asegurada, especialmente, en relación del tema central que queremos tratar en esta nota, cual es cómo superar las graves consecuencias de la pandemia. Al parecer, el Presidente Bolsonaro y las fuerzas económicas que lo apoyan, apuestan a la no detención de la economía, básicamente, mediante el empleo de medidas de estímulo de tipo ortodoxo. Por el contrario, las FFAA, a través del Grl Braga Netto, Ministro Coordinador, se inclinan por la adopción de un paquete de medidas heterodoxas. consistentes en la inyección de grandes paquetes de dinero, tanto en sus PyMes como en los particulares.

Por su parte, la República Argentina que parece haber navegado las tormentosas aguas de la pandemia con una destacable efectividad, se enfrenta a un dilema similar al que se plantea en Brasil.

Comienza el Acto II: Antes de continuar, es necesario realizar un breve resumen de la situación económica argentina.

Para empezar hay que decir que con el objetivo de reactivar la economía, el Presidente Fernández inició lo que denominó como  una “cuarentena focalizada” para permitir el reinicio de algunas actividades económicas.  A la par, ejerció una mayor presión sobre los bancos para que disminuyan su cartera  de Leliq, reduzcan los encajes y apuesten a seis nuevos bonos del Tesoro.

Sin embargo, el "drástico desplome" va más allá de lo esperado; ya que la CAME afirma que la masa de la PyMes están "al borde del colapso" y no que se puede  garantizar el pago de sueldos de abril. Por lo que le piden que el Estado subsidie el 100 % del salario en las empresas de hasta 40 empleados.

Por su parte,  la CGT pide un tope del 20% a los recortes de sueldo.  Y la AFIP difunde el listado de posibles beneficiarios para los créditos a tasa cero y remarcan que los bancos no los pueden rechazar: califican casi 2,5 millones los monotributistas afectados por la crisis.

El Banco Central, retoma su pelea contra el dólar paralelo, ya que considera que se trata de una maniobra especulativa por parte de los bancos, los que temerosos por la ruptura de la cadena de pagos de sus clientes, demoran el cumplimeinto de las medidas de alivio crediticio ordenadas por el gobierno y emplean ese dinero para la compra de dólares blue y reforzar sus activos.

Llegado a este punto, el gran interrogante es si las medidas del gobierno, aún, las más drásticas serán suficientes para, al menos, mantener una imprescindible paz social.

En este análisis, no puede excluirse que el gobierno sigue negociando con los acreedores externos y con el FMI el pago de su deuda externa a los efectos de evitar el default. Pero, aún aceptando de que el gobierno solo esté realizando estos movimientos para ganar tiempo y que ya haya decidido que su única posibilidad es el default; surge una pregunta fundamental, cuál es: ¿qué es lo que puede pasar con la economía global, especialmente, con la financiera?

La respuesta a este interrogante es muy importante. Ya que si asumimos que el sistema financiero global, el cual ya enfrentaba serios problemas antes de la pandemia, sobrevive a la crisis. Será necesario y hasta imprescindible negociar con él. Pero, si por el contrario éste colapsara toda la estrategia del gobierno para minimizar el impacto de la crisis económica carecerán de gran parte de su valor, ya que este colapso produciría un desmoronamiento de los sistemas de pago internacional e incluso de varias monedas, incluidas entre ellas, del dólar estadounidense.

Si como creemos y tal como lo han anunciado varios expertos económicos, incluida la titular del FMI, el mundo se enfrenta a una crisis de grandes proporciones similar, por decir lo menos a la Gran Depresión de 1929, queda claro que tal como ocurrió en esa oportunidad, las economías nacionales, regionales y globales sólo podrán sobrevivir con una profunda reingeniería de varios sistemas económico financieros.

A modo de conclusión provisoria: Si bien, carecemos, por el momento, de información certera y completa, se puede anticipar que serán necesarias las siguientes acciones:

1. Una necesaria separación entre la banca financiera de la banca minorista, a los efectos de permitir la pronta reactivación de la economía productiva real.
2. Un probable cambio de signo monetario, ya que la caída geopolítica de los EEUU, nos llevaría al colapso del patrón dólar como la moneda preferida para los intercambios. En este sentido se abren dos posibilidades: la imposición de una criptomoneda que haría desaparecer a todos el sistema bancario por no ser ya no necesario para todas las operaciones de pago o la vuelta al viejo patrón oro.
3. Una creciente dificultad para llevar adelante las actividades básicas vinculadas con el comercio exterior; ya sea por un incremento de las barreras proteccionistas por parte de los países y las limitaciones impuestas al transporte. 

Si bien, no tenemos las respuestas a estos interrogantes, pero sí sabemos que no todos los sectores económicos están sufriendo quebrantos o les va mal. Por el contrario, a las denominadas empresas de tecnología como Microsoft o Google les está yendo muy bien, pues sus cotizaciones en bolsa son las más altas de su historia. Igualmente, mientras el comercio clásico colapsa, el digital va ocupando esos espacios. Lo mismo puede decirse de la industria del entretenimiento y de la información, en todas sus versiones, las que están siendo reemplazadas por las plataformas de contenido (Netflix) y los MCS por las WEB informativas. Es muy improbable que todas ellas abandonen los espacios de mercado y de poder conquistado cuando la pandemia ceda.

Continuará...