La Huelga de la Policía Militar en Bahía, Brasil.

Por R.V.N (Corresponsal de Espacio Estratégico en Brasil).



PM circa 1950.

 Un poco de historia

Las Policías Militares (PM) en Brasil son una institución tradicional. Las primeras unidades tienen su origen a principios del siglo XIX durante el Imperio de Brasil.  Las PM son, también, una institución provincial, o del estado como se llama en Brasil, lo que significa que están bajo el mando del Gobernador del Estado. Son corporaciones militares, armadas y orientadas por códigos y reglamentos de policías militares que tienen por rol la prevención y la contención del delito; además poseen poderes de investigación. La policía de investigaciones estatal es la conocida como la Policía Civil, de la misma forma está bajo el mando del Gobernador del Estado.



PM en la actualidad.

 Desde la promulgación de la Constitución de 1988 las PM ya no están agregadas ni están bajo el control del Ejército. De hecho continúan con una función de apoyo a las Fuerzas Armadas, pero no están bajo su mando. Desde entonces las PM estatales vienen gradualmente sufriendo la influencia política y perdiendo sus niveles de entrenamiento, de capacidad operativa y de liderazgo. La influencia política ha degradado a las diferentes policías estatales; particularmente en lo que toca al liderazgo en la institución, ya que los ascensos son cada vez más dependiente de las preferencias políticas. Así, que es normal que hayan oficiales informalmente vinculados a los partidos políticos. Por otro lado, la Constitución no les reconoce el derecho de huelga a estas instituciones militarizadas.

El conflicto

Desafortunadamente la huelga en Bahía no es un evento inédito. Ya hubo huelgas semejantes en Tocantins, Minas Gerais y en otros estados. Los motivos de ahora no difieren de los pasados, básicamente la búsqueda de sueldos más elevados y mejores condiciones de trabajo. Tampoco, difieren los métodos usados por los policías: ocupación de espacios públicos y abandono de las funciones policiales. También, hay un aspecto político importante en cuanto que las elecciones estatales se encuentran próximas y el tema seguridad es de gran sensibilidad para el público en general, especialmente en Bahía, un Estado con un menú fuertemente conectado con el turismo.
Las consecuencias de estas huelgas son conocidas y terribles. Lo que está pasando ahora es un fuerte incremento en el número de asesinatos, robos y otros crímenes. La ocupación de la Asamblea Legislativa del Estado es totalmente ilegal y está siendo llevada a cabo por policías armados. Para dificultar la intervención de fuerzas federales los policías pusieron a sus mujeres y niños dentro del edificio, a los que usan como escudos humanos. La prensa nacional ha condenado el movimiento desde el primer momento y esta posición ha influenciado decisivamente en una opinión pública que, generalmente, se manifiesta en contra este tipo de acción.
El gobierno federal tomó la decisión de enviar el Ejército y a un pequeño contingente de la Fuerza Nacional de Seguridad (un tipo de policía nacional aun en fase embrionaria) para frenar la crisis, echar los ocupantes de la Asamblea, a fin de restablecer el orden y la seguridad en la ciudad de Salvador de Bahía. Pese a que el gobierno de Bahía pertenece al mismo partido que la Presidente de la República, no hubo ninguna duda en ordenarle al Ejército el uso de la fuerza como uno de los factores para resolver la crisis. El ordenamiento jurídico y los procedimientos necesarios fueron tenidos en cuenta correctamente por el Estado brasileño, que no quiere dejar aspectos de la crisis sin atender. Al momento, la crisis no ha sido solucionada y la tensión crece, el Ejército se prepara para retomar la Asamblea. Como en cualquiera acción militar, los daños colaterales son siempre una posibilidad, cuando hay civiles mesclados con policías militares.

Conclusión

De todo el episodio si se puede concluir anticipadamente que la sociedad brasileña está cansada de este tipo de eventos y que seguramente apoyará a nuevas legislaciones y a medidas que reduzcan la posibilidad de ocurrencia de este tipo de eventos. Por otro lado, el gobierno federal ha dado muestras de reaccionar cada vez más rápido para enfrentar crisis de esta naturaleza. A todo esto se suma, por cierto, las preocupaciones con los eventos internacionales en el que el país será anfitrión: la Conferencia Rio en 2012, el Mundial de Fútbol en 2014 y las Olimpiadas en 2016, generando discusiones que van a modificar –con certeza, el ambiente de seguridad en Brasil, afectando directamente a sus actores, principalmente, a su Policía Militar.