Según el Coronel Sima Vaknin-Gil, jefe de Censura Militar de Israel, existe en su país un nuevo sistema controlará los datos visuales y textuales de redes sociales como Facebook y Twitter, así como de blogs y sitios web de noticias. Con este sistema, Israel sigue el ejemplo de USA cuyo Departamento de Seguridad Nacional ejerce el ciberespionaje entre sus ciudadanos. Se trata del monitoreo constante de redes sociales como Twitter y Facebook. El presidente iraní, Mahmoud Ahmadineyad, enfrenta mañana la segunda vuelta electoral para renovar el congreso y los resultados preliminares arrojan una pérdida de poder para el extremismo islámico en ese país.
El programa examinará la información usando palabras claves indicadas anteriormente y fue creado para acceder a información que antes estaba limitada. Sin embargo, el alto mando destacó: "Creo que no se puede tratar de atrapar todo porque eso hará que la censura pierda su relevancia y además su moralidad."
Como directora de Censura Vaknin-Gil dijo que "no tengo ninguna intención de leer los diarios personales o perfiles de Facebook privados. La censura no puede rechazar todo. Solo puede tocar las cosas que tienen la capacidad de dañar la seguridad del Estado y estos incidentes son pocos", opinó.
Con este sistema, Israel sigue el ejemplo de USA cuyo Departamento de Seguridad Nacional ejerce el ciberespionaje entre sus ciudadanos. Se trata del monitoreo constante de redes sociales como Twitter y Facebook, así como de páginas de organizaciones y medios de información para detectar los posibles mensajes negativos hacia las autoridades.
La semana pasada se conocieron unas supuestas intenciones iraníes de lanzar un masivo ciberataque contra USA, Israel y países de occidente. La idea de un ataque iraní fue informada por distintos especialistas en materia de seguridad informática que comparecieron en el Capitolio para analizar la situación junto a los congresistas y alertarlos para que tomen las medidas necesarias.
"Durante los últimos tres años, el régimen iraní invirtió fuertemente en sus capacidades de ofensiva y defensa, así como en el ciberespacio", declaró Ilan Berman, vicepresidente del centro de reflexión American Foreign Policy Council, ante el subcomité de Seguridad Interior de la Cámara de Representantes. "Asimismo, los dirigentes (iraníes) parecen considerar cada vez más la guerra cibernética como un posible medio de acción", añadió.
Según Patrick Meehan, titular de esa subcomisión, Teherán invirtió un millón de dólares para incrementar sus capacidades en materia de ataques cibernéticos. "En la medida en que el plan nuclear continúe aumentando las tensiones con Occidente, me llama la atención la posibilidad de una nueva forma de ataque: la vía cibernética", acotó el republicano.
"Irán no oculta las pruebas de capacidad cibernética que está haciendo en la región y pronto las extenderá", advirtió Meehan, quien aseguró que el régimen de Mahmoud Ahmadinejad es el actor más peligroso en esa zona del planeta para USA.
De acuerdo con estos expertos, un intento de ataque por parte de Teherán sería una represalia por el virus informático Stuxnet, que atentó contra las computadoras del programa nuclear iraní y que el régimen atribuyó a USA e Israel. El domingo 22 de abril, el sistema petrolero de ese país se vio afectado por una amenaza similar, cuyas consecuencias aún no se conocen en su totalidad.
La comunidad internacional sospecha que Irán está trabajando en la elaboración de la bomba atómica, pero sus autoridades lo niegan y aseguran que el programa persigue fines civiles.
Elecciones en Irán
El contexto de un posible ciberataque iraní muestra una clara pérdida de poder del presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, que ha quedado patente en la campaña para la segunda vuelta de los comicios legislativos que mañana se celebrará en la República Islámica, eclipsada por las negociaciones nucleares con las grandes potencias.
En los dos meses transcurridos desde la primera vuelta, celebrada el pasado 2 de marzo y en la que ya se eligieron 225 de los 290 diputados de la Cámara iraní, el ambiente político ha cambiado y ahora el régimen está más interesado en lograr un acuerdo internacional sobre su programa nuclear que en mostrar su fuerza.
En Irán el ambiente político ha cambiado y ahora el régimen está más interesado en lograr un acuerdo internacional sobre su programa nuclear que en mostrar su fuerza.
Aunque en el último momento de la campaña, el líder supremo, el ayatolá Ali Jamenei, volvió a recordar ayer al enemigo exterior, personificado por Israel, Estados Unidos y los países de Occidente en general, no lanzó un ataque tan rotundo como hace dos meses.
Irán espera el levantamiento de las sanciones de USA y la UE en la reunión del 23 de mayo en Bagdad con las potencias del Grupo 5+1 para tratar la cuestión nuclear iraní, dijo ayer Gholam Ali Hadad Adel, diputado y asesor de Jamenei, por lo que se ha moderado la hostilidad habitual con Occidente y su utilidad política.
Hadad Adel, que pertenece al círculo más próximo a Jamenei que controla la ronda de conversaciones con el G5+1 iniciada el pasado 14 de abril en Turquía, señaló que espera “que las negociaciones de Bagdad sean complementarias a las de Estambul”, que fueron “positivas”, y lleven al levantamiento de las sanciones.
Con el enemigo exterior en espera, los principalistas islámicos ultraconservadores, el sector más próximo a Jamenei, ha centrado su campaña en descalificar al entorno de Ahmadineyad, al que consideran un desviacionista y al que acusan de poner en duda la primacía religiosa en el régimen teocrático musulmán chií del país.
Los mayores grupos principalistas, que obtuvieron unos 180 escaños de los 225 elegidos en la primera vuelta, han recurrido en la campaña electoral al apoyo de destacados ayatolás de Qom, el centro religioso que alberga los grandes seminarios chiís de Irán, para avalar sus posturas y atacar a Ahmadineyad.
Incluso, el ayatolá Mesbah Yazdi, miembro destacado de la poderosa Asamblea de Expertos, dijo en una reunión electoral que “los desviacionistas son mucho más peligrosos que los ‘sediciosos’ (denominación que dan a los reformistas islámicos, marginados de estas elecciones)”, en un ataque rotundo y directo a Ahmadinejad.
El pasado 14 de marzo, el presidente fue convocado por el Parlamento saliente, aún activo, para interrogarle sobre supuestas irregularidades de su Gobierno, una humillación que hasta ahora no había sufrido ningún otro mandatario de la República Islámica desde su creación en 1979.
Acosado por las acusaciones de corrupción de personas y entidades supuestamente relacionadas con su entorno, Ahmadineyad tendrá sin duda un periodo muy difícil en el año que le queda de gobierno antes de los comicios presidenciales de 2013.
La Cámara también ha bloqueado los planes económicos de Ahmadinejad, que debían haber avanzado a partir del Año Nuevo persa (20 de marzo), pues la mayoría principalista, que le apoyó en un principio y ahora es su mayor detractora, se opone al cambio en el sistema de subsidios.
Los principalistas rechazan el plan de Ahmadineyad de una mayor reducción de las subvenciones a los productos básicos y energéticos, acompañada por un aumento de los subsidios directos a las familias más pobres, al considerar que son medidas inflacionistas que pueden desequilibrar el país.
En estas circunstancias y acosado además por las acusaciones de corrupción de personas y entidades supuestamente relacionadas con su entorno, Ahmadinejad tendrá sin duda un periodo muy difícil en el año que le queda de gobierno antes de los comicios presidenciales de 2013.
Ayer mismo, la Inspección del Estado, en manos principalistas, transfirió a los tribunales, controlados asimismo por el entorno de Jamenei, un nuevo caso sobre un presunto fraude a bancos públicos de 100 millones de euros en Bandar Abas, en el sur del país.
Este se une a otro caso similar, el supuesto desfalco de US$ 2.600 millones a bancos públicos, el mayor asunto de corrupción desvelado en los 33 años del régimen, por el que están enjuiciadas 32 personas, de las que algunas han sido relacionadas con altos cargos gubernamentales.
Con la oposición no religiosa proscrita, los reformistas islámicos excluidos y el sector de Ahmadinejad con escasa presencia, la próxima Cámara será la más restringida en su representación desde la instauración en 1979 del régimen, cada vez más encastillado alrededor del poder religioso de Jamenei.
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