CEE “Santa Romana”
Vivimos en un mundo en conflicto. Valga
la novedad. Pero, ellos no pueden ni deben ser disimulados o ignorados si es
que uno quiere solucionarlos o, al menos, atenuarlos. Sabemos que la
conflictividad es un rasgo natural de la naturaleza humana y que la paz,
definida como la tranquilidad en el orden, exige un esfuerzo consciente de
parte de las partes en disputa. Este
esfuerzo debe ordenarse, no a la absorción del vencido por el vencedor; sino al
rescate de los valores de ambos en un proyecto común de reconciliación y
reconstrucción.
Esto lo verificamos en los tres planos
de nuestros análisis habituales. Por ejemplo, en el nivel internacional muchos son los que se preguntan si es posible
derrotar al Estado Islámico. Es decir fijan su atención en el plano físico del
conflicto, la mera destrucción, olvidando sus dimensiones psicológicas y
morales. Cuanto que el surgimiento de esa insurrección no es más que una
respuesta, seguramente equivocada pero explicable, de un grupo étnico-político
que reacciona luego de varios años de persecución y de sojuzgamiento.
Igualmente, a nivel regional vemos como los conflictos pueden ser internos. Tal
como es el caso de Venezuela, donde se teme que un populismo exacerbado y promovido
por la actual administración pueda poner en peligro los derechos humanos,
especialmente el de poder elegir a sus autoridades libremente, de sus
ciudadanos en las próximas elecciones.
Aún más compleja es nuestra propia realidad nacional. Y lo es por partida
doble. Ya que nos aprestamos a ingresar a un muy probable conflicto. El que nos
plantea la amenaza creciente del narcotráfico y el crimen organizado. Sin haber
solucionado adecuadamente las secuelas de uno anterior. El conflicto armado
interno que sufrimos en los años 70. Y sobre el que se hizo toda una
explotación política.
En los tres casos señalados se advierte
la existencia de un "relato" que busca modificar la realidad desde la
vigencia de una idea determinada. Por ejemplo, desde la idea de la "seguridad
global" se intenta deslegitimar la lucha del Estado Islámico, desde la
prédica populista de la "Revolución bolivariana", los derechos de los
ciudadanos y de las minorías venezolanas y desde el conocido "vamos por
todo" la posibilidad de una verdadera reconciliación entre los argentinos.
Pero, las ideas para funcionar deben de estar
encarnadas en la realidad, deben ser la expresión genuina de ella. Caso
contrario, funcionarán más bien como un tóxico antes que como un remedio
sanador.
Para ver el informe completo: http://ceestaromana.blogspot.com.ar/2015/08/resumen-semanal-de-noticias-31-jul07.html
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