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miércoles, 15 de junio de 2016

NO AL SÍNDROME DE ESTOCOLMO "K".














por Carlos Pissolito

Luego de enterarnos, de varias formas y por medios irrefutables, de que la administración dirigida por el matrimonio Kirchner, era en realidad, una asociación ilícita que nos tuvo cautivos y nos robó impunemente por doce años.

No es extraño que sintamos una rara sensación de culpa. Y que nos preguntemos: qué fue lo que hicimos mal para que esto nos sucediera.

Paty Hearst robando un banco junto a sus secuestradores.
Técnicamente, a este estado mental se lo conoce como el "Síndrome de Estocolmo". Tal como lo sufriera la millonaria secuestrada Patricia Hearst hacia sus captores, en su momento.

Como tal es una reacción psicológica en la que la víctima de un secuestro, violación o retención en contra de su voluntad, desarrolla una relación de complicidad y un fuerte vínculo afectivo, con quien la ha dañado física y/o psicológicamente.

Sabemos, también, que es un síntoma que se da entre las mujeres maltratadas por sus esposos.




Nos preguntamos, cuál debería ser una reacción sana ante esta situación.

Mi opinión, es que no puede ser otra que sublevarse y rebelarse. Ganando para un mismo el control de nuestras vidas.

Como, en este caso, a diferencia del de una mujer golpeada, se trata el de todo un pueblo sojuzgado, propongo las siguientes medidas de liberación colectivas.

1. Colaborar en todas las acciones administrativas y judiciales destinadas al desarme del aparato dejado por ellos en el Estado y en los medios de comunicación.

2. Combatir el multiculturalismo promovido por ellos. La denominada "brecha."

3. Promover que ningún edificio público, calle, o pasaje los homenajee con su nombre. En ese sentido, auspiciar los cambios o restituciones de nombres correspondientes.

4. Escracharlos, en forma no violenta, pero clara, cada vez que se atrevan a circular por lugares públicos. Haciéndoles sentir nuestra condena social.

5. Lo más importante: no hacer como las mujeres golpeadas que cuando huyen de una situación de violencia se buscan otro golpeador. No volver a elegir, votar a cualquiera de los integrantes de esta caterva de atorrantes. Léase FPV o cualquier otro nombre que usen en el futuro.

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