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viernes, 26 de marzo de 2021

EEUU: Una rebelión socialista olvidada.



https://www.theamericanconservative.com/articles/remembering-the-green-corn-rebellion/



Bill Kauffman

Esta es la historia de una marcha olvidada sobre Washington que nunca llegó a la ciudad federal. Apenas se califica como una nota al pie de página incluso en las historias regionales, aunque el novelista marxista William Cunningham la llevó a la ficción en 1935.

Es el año 1917. El lugar es Oklahoma, semillero del radicalismo estadounidense de principios del siglo XX. Más de la mitad de las casi 200.000 granjas del Estado son operadas por arrendatarios, quienes están, perpetuamente, comprometidos con propietarios, comerciantes y bancos. Tienen deudas que ningún hombre honesto puede pagar.

Las afiliaciones al Partido Socialista del Estado llegan al 35 por ciento en algunos condados. Los agricultores más agitados gravitan hacia la Unión de la Clase Trabajadora (WCU, por sus siglas en inglés), una sociedad secreta con sede en Hobo Hollow en Van Buren, Arkansas y que es dirigida por un homeópata carismático, el Dr. Wells LeFevre.

La WCU atrae tanto a inquilinos blancos como negros. “Rube” Munson, otrora minero de zinc, ahora un fascinante predicador del socialismo cristiano, emerge como el primero entre iguales; usa un lenguaje florido con alegorías radicales; pero es, virtualmente, un analfabeto.

La WCU no se enreda en debates teóricos. Karl Marx, dilatándose sobre “la idiotez de la vida rural”, no se lee mucho en el condado de Pontotoc. Estos habitantes de Oklahoma no suspiran por la colectivización de la agricultura o por la dictadura del proletariado ni por ninguna de esas tonterías; son hombres de acción, no de ideas. Y estas acciones pueden conducir a la anarquía.

Por ejemplo, cuando estalló una epidemia bovina de “fiebre de Texas”  en 1915, el gobierno federal y el departamento de agricultura estatal ordenaron que el ganado se sumergiera en cubas que contenían insecticidas. Temiendo que el chapuzón matara a su ganado, los “night riders” (1)  de la WCU dinamitaron las cubas y quemaron los graneros de los comisionados del condado que habían cooperado con las autoridades estatales y federales. Les pareció más rápido que presentar una demanda.

Dos años después, hay poco entusiasmo en el Estado Sooner (2) por la entrada de los Estados Unidos en la Primera Guerra Mundial. El senador de Oklahoma Thomas P. Gore, abuelo del novelista Gore Vidal, es uno de los críticos más duros del partido de la guerra. Hay incluso menos apoyo al servicio militar obligatorio y que robará maridos e hijos de las granjas y de las familias.

Rube Munson recorre las fortalezas de la WCU, advirtiendo a los padres que sus hijos están a punto de ser reclutados por el gobierno y enviados al extranjero como carne de cañón. Él y su camarada Homer Spence (un idiota con buen ojo para las chicas jóvenes) insinúan que se está gestando una gran revuelta que librará al país del presidente y que pondrá fin a la guerra. Los lugareños de la WCU preparan alijos de armas y dinamita. Spence miente respecto de  que hay dos millones de insurrectos que están listos para marchar.

Los Sooners sediciosos pretenden lanzar una llave inglesa a la máquina de guerra. Planean reunirse en la granja del "Viejo" Spears, un socialista local e hijo de un veterano confederado, donde comenzarán una larga marcha hacia el Este, subsistiendo con maíz verde y recogiendo a granjeros rebeldes a medida que avanzan. Cuando este ejército agrario llegue a Washington, depondrán al “Kaiser Wilson” y llamarán a los chicos de vuelta a casa.

Como relata el historiador Nigel Sellars, el 27 de julio de 1917, el Viejo Spears iza un par de banderas hechas a mano: una estadounidense y otra roja. Durante los próximos días, los rebeldes de Maíz Verde se dirigen a la casa de los Spears. Algunos llevan armas de fuego de caza o pistolas de pequeño calibre; otros están equipados sólo con palos o garrotes.

La palabra se propaga rápidamente. Los hombres del condado de Seminole se organizan en posiciones para defender sus hogares y propiedades contra los rebeldes, cuyo objetivo es el de derrocar al presidente Wilson para proteger a sus hijos del reclutamiento no se les ha comunicado claramente. Se producen disparos esporádicos; tres rebeldes mueren en el único tiroteo fatal del levantamiento.

La pandilla más grande se dirige, directamente, a la granja del Viejo Spears. Los centinelas del Maíz Verde los detectan y envían un mensaje al campamento. Pero los rebeldes están nerviosos; esperaban enfrentarse a un ejército de soldados pagados. En cambio, como escribió la socialista contemporánea Bertha Hale White, “Los rebeldes conocían a estos hombres —eran el jefe de correos, el tendero, el boticario— gente que conocían desde hacía años y contra quienes no tenían rencores personales. No podían disparar contra sus amigos y vecinos, por lo que arrojaron las armas y se sometieron silenciosamente al arresto ".

La Rebelión del Maíz Verde se marchitó con el calor de agosto y con el calor de la amistad.

Cuatrocientos cincuenta y ocho rebeldes del Maíz Verde  fueron arrestados. El Fiscal de los Estados Unidos para el Distrito Este de Oklahoma quería que todos fueran ejecutados. Pero los terratenientes y los comerciantes presionaron a las autoridades para que liberaran a los hombres, no fuera que el sistema de arrendamiento agrícola colapsara. Ochenta y seis hombres cumplirían condena en una prisión federal. Más de 15 veces más chicos de Oklahoma (1.354) morirían en la Primera Guerra Mundial.

¿Hay lecciones que extraer? Quizás. Los vecinos han  reclamado nuestra lealtad, por lo que el Estado prefiere que sean los mercenarios desarraigados los que hagan el trabajo sucio. Y la gente impotente, cuando se la empuja demasiado, responde desesperada, violentamente, quijotesca… humanamente.

Bill Kauffman es autor de 11 libros, entre ellos “Dispatches from the Muckdog Gazette” y “Ain’t My America”.

Traducción y notas: Carlos Pissolito

Notas:

  1. The Night Riders fue el nombre dado por la prensa a la facción militante de la rebelion del maíz verde.
  2. Sooners es el nombre que se le da a los colonos que ingresaron a las tierras no asignadas en lo que ahora es el Estado de Oklahoma.


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