por Carlos Pissolito.
Hay una escuela de pensamiento estratégico que rara vez es enseñada en las escuelas de guerra o comentada en los despachos de los ministerios de defensa. Pues, si se aceptara, esta visión destruiría la simple posibilidad de un estrategia.
El "genio" de Napoleón observa junto a su estado mayor las acciones de Borodino, desde una cómoda posición. |
El no es un teórico, sino un combatiente que habla desde sus experiencias personales. Le hace decir a su héroe, Pierre Bezukhov, ante la visión del campo de batalla de Borodino que: “no puede ni siquiera distinguir las tropas propias de las enemigas.”
Otro personaje, el Príncipe Andrei Bolkonsky, quien es un soldado profesional con sueños de emular al enemigo de su Patria, Napoleón, concluye que: “no ha habido y no puede haber una ciencia de la guerra, consecuentemente, tampoco un genio militar.”
Cuando le preguntan por qué, responde: "¿Qué ciencia puede existir en una materia, como en cualquier otra cosa práctica, en la que nada puede ser determinado y todo depende de innumerables condiciones, todas de importancia manifiesta que pueden darse en cualquier momento y que nadie puede decir cuando pueden ocurrir?"
Tolstoy, a través de sus personajes y sus sermones, nos explica que tanto Napoleón como Alejandro de Rusia no tuvieron el control real de los acontecimientos terribles de la guerra entre Francia y Rusia, “porque sus voluntades dependieron de la de millones de hombres quienes eran los que realmente tenían que hacer las cosas... Un rey es un esclavo de la historia...”
Así como que la Estrategia es una farsa previa destinada a convencer a decisores y las masas de los horrores por venir. La Historia militar subsiguiente, no sería más que un relato organizador y tranquilizador de hechos poco conocidos y entendidos por muy pocos.
¿Exagerado? Nos preguntamos qué dominio exacto de los acontecimientos por venir tienen el experto en bienes raíces Donald Trump y su Majestad de Corea del Norte, el Presidente Eterno Kim Il-sun.
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