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lunes, 11 de enero de 2021

EEUU: ¿La República o el Imperio fallido?

 








por Carlos A. PISSOLITO

A estas alturas, casi nadie duda de que el sistema de legitimidad política de los EEUU se encuentra, gravemente, herido Los sucesos del Capitolio produjeron ese efecto para una gran cantidad de observadores y analistas que negaban tal posibilidad, hasta hace poco tiempo atrás.

Trump ya ha sido "asesinado" mediáticamente.
Resta ver si al igual que en Roma, le seguirá
una guerra civil. 

La pregunta del título no tiene por finalidad resaltar este hecho obvio. Sino de investigar si de lo que se trata, es del fin de la República o del Imperio norteamericano. La distinción no es menor. Especialmente, si lo que se busca es entrever su posible evolución.

Pues, si se tratara de lo segundo, vale decir el fin del Imperio. Como muchos lo denominan. Nos encontraríamos frente a una necesaria y rápida disolución. Pero, si por el contrario, fuera lo segundo, el fin de la República. Podríamos encontranos, simplemente, en un cambio de fase. Uno similar al que vivió Roma tras el asesinato de Julio Cesar.


En rigor de verdad, el tema nos interesa desde hace tiempo. Bastante antes de que estos sucesos siquiera comenzaran a manifestarse. Concretamente, en el 2002, cuando presenté mi tesis para aprobar mi postgrado en Seguridad Nacional de los EEUU, en el Instituto of World Politics. (1)

En esa oportunidad, me preguntaba, junto con JL Borges, si los EEUU estaban en condiciones de superar la superstición de la democracia para convertirse en un imperio. (2) Los errores geoplíticos garrafales de George Bush hijo y su adhesión a las teorías de W Wilson, despejaron esa duda. Al menos, en forma momentánea. 

Como sabemos, tanto la república como el imperio son conceptos políticos antiguos y vastos. La etimología de la primera palabra proviene del latín respublica y significa: cosa pública. En el discurso político moderno, significa un gobierno en el que el poder reside en un cuerpo de ciudadanos con derecho a voto y es ejercido por funcionarios electos. 

Por otro lado, la palabra imperio se originó en Roma y significa un gran grupo de Estados bajo una sola autoridad, normalmente dirigida por una persona, llamada emperador. 

Contrariamente al concepto de república, cuyo significado ha sido generalmente aceptado, la noción de imperio ha sufrido un proceso más complejo. Como explica James Muldoon en su libro “Imperio y orden, el concepto de imperio”, desde la Edad Media no ha habido una sola idea de imperio sino varias. Por ejemplo, en el mundo medieval, según esta visión, el ideal de un imperio universal (eclesiástico o secular) coexistió con una realidad de extrema fragmentación política. (3) 

En contraste, el mundo político moderno después del Tratado de Westfalia (1648) fue testigo del surgimiento de Estados Nación separados con gobiernos centralizados efectivos pero sin pretensiones de lograr la jurisdicción universal.

A los efectos de hacer una larga explicación teórica muy breve. Vamos a una comparación histórica. Probablemente, excesiva pero que prueba o, al menos, llama la atención sobre nuestro punto.

Como todos recordamos el Imperio romano como sistema político surgió tras las guerras civiles que siguieron a la muerte de Julio César, en los momentos finales de la República romana. Esas guerras le permitieron a  César erigirse en dictador vitalicio de Roma. 

Pero, tal osadía no le agradó a los miembros del Senado romano que  lo asesinaron, con el objetivo de restablecer la república. Pero su retorno, sin embargo, sería efímero. Ya que el joven hijo adoptivo de César, Octavio, aprovechó la oportunidad para convertirse, años más tarde, en el primer emperador de Roma, tras derrotar en el campo de batalla, primero a los asesinos de César y, luego, a su antiguo amigo, Marco Antonio, unido a la reina Cleopatra de Egipto.

La abundante bibliografía y filmografía nos ahorran incurrir en mayores detalles.

Llegado a este punto, nos preguntamos si un desenlace similar sería posible y hasta probable en la saga norteamericana. En rigor de verdad no lo sabemos, pero la idea nos resulta atractiva y digna de ser analizada. Porque como hemos creído siempre: nada está definitivamente ganado o perdido para nadie.

Para poner las cosas en el contexto adecuado comencemos citando al joven observador de los hechos, Diego de la LLave, quien en su blog afirma:

“Cierto es que los que ayer asaltaron el Capitolio fueron unos pocos frikis conspiranoicos que no representan para nada a la base republicana y que, han encontrado en Trump una causa que dé sentido a sus vidas en este mundo que deja a tanta gente atrás. Pero, Trump tiene gran parte de la culpa de lo que ayer ocurrió”. 

Pero, más abajo, aclara:

Ahora bien, esto no quiere decir que los votantes de Trump sean todos así y que las élites político-mediáticas tengan razón.” (4)

El pensador ruso Alexandr Dugin, avanza varios pasos más y afirma:

“Por lo tanto, ya no se trata de una elección como tal: lo que se ha producido en Estados Unidos es un Golpe de Estado que fue apadrinado gracias a una conspiración realizada por unas élites ilegítimas. La presidencia de los Estados Unidos ha sido secuestrada. En estos momentos, los Estados Unidos se encuentran bajo el control de una junta extremista. Ahora experimentan lo que es el Maidan o el Tercer Mundo”. (5)

Por su parte, el analista estratégico norteamericano, William Lind, antes de los últimos sucesos relatados, se preguntaba:

“La última vez que los Estados Unidos dirimió una elección en la que dos culturas incompatibles se enfrentaron fue en 1860. Luego, el enfrentamiento fue entre la cultura industrial del Norte y la agrícola del Sur (como nos recuerda Wendell Berry, la agricultura es cultura). El resultado fue la guerra más sangrienta en la historia de los Estados Unidos. (6) 

Como vemos hay ciertas analogías entre el proceso del fin de la República romana con la norteamericana. La ocurrencia de una guerra civil para cambiar sus formas de legitimidad política.

Claro que este enfrentamiento no ha ocurrido, aún, en los EEUU y que muchos analistas sostendrán que no es posible que esto ocurra. Veremos. 

Razones no les faltan, si consideramos que a diferencia de lo acontecido en Roma. Hoy, vivimos en un mundo globalizado. Lo que implica una mayor panoplia de actores, tanto dentro como fuera de los EEUU. 

De entre ellos, merecen ser individualizados tres grupos de poder no tradicional, a saber:


  1. La alta finanza internacional agrupadas en varios foros, entre los que se destaca el Foro Económico de Davos.
  2. las compañías de alta tecnología (BigTech), tales como: Microsoft, Google, Twitter, Apple, Youtube, FB, etc. que manejan las omnipresentes redes sociales y 
  3. las denominadas ideologías de lo políticamente correcto impulsados por la “intelligentsia”​  global a través de los medios de comunicación social. (7)

La estrecha coordinación entre estos tres poderes se verifica, por ejemplo, en las campañas de moldeo de la opinión pública mundial con los contenidos de lo políticamente correcto y que son reforzados mediante la cancelación de los pensadores y de las ideas disidentes por la omnipresentes redes sociales manejadas por las BigTech.

Al respecto, resaltan como preocupantes que la coordinación señalada evidencia acuerdos profundos entre los actores mencionados. Y que como ellos mismos lo dicen es necesario a atravesar un “Gran Reset” a los efectos, no ya que un Estado, un grupo de ellos o un Imperio, sobreviva, sino la mismísima humanidad, puedan sobrevivir a lo que denominan como una “nueva normalidad”.

Una en la que como sostienen sus voceros: 

“Bienvenidos al año 2030. Bienvenidos a mi ciudad, o debería decir, "nuestra ciudad". No tengo nada. No tengo auto. No soy dueño de una casa. No tengo electrodomésticos ni ropa.

Puede parecerle extraño, pero tiene mucho sentido para nosotros en esta ciudad. Todo lo que consideraba un producto, ahora se ha convertido en un servicio. Tenemos acceso al transporte, al alojamiento, a la comida y a todo lo que necesitamos en nuestra vida diaria. Una a una, todas estas cosas se volvieron gratuitas, por lo que terminó sin tener sentido para nosotros poseer mucho”. (8)

Tampoco, lo dicho implica que deban descartarse otros poderes geopoliticos tradicionales como los Estados, especialmente, los poderosos como China y Rusia o los supranacionales como la ONU. Los que, independientemente, de toda valoración no puede negarse que usen las actuales circunstancias para impulsar sus propios objetivos y planes. 

Volviendo a nuestra tesis, decíamos en nuestras conclusiones lo siguiente:

El historiador estadounidense Arthur Schlesinger Jr. ha sugerido que, a pesar de la "ausencia de controles y equilibrios internacionales" en este mundo multipolar, los Estados Unidos no "se alejaría demasiado por la peligrosa carretera de la arrogancia... Ninguna nación está para poder asumir el rol de árbitro mundial y policía”. (9) Además, la respetada voz de Charles William Maynes ha afirmado que los "Estados Unidos es un país con capacidades imperiales pero sin una mente imperial". (10)

A pesar de las opiniones anteriores, los realistas creemos que el poder político goza de sus propias reglas y demandas, por lo tanto, tarde o temprano Estados Unidos no tendrá otra opción que adaptarse para sobrevivir o morir. Por lo que pasará el período que le queda de poder, por mucho que dure, atormentado por un solo pensamiento: "Cómo no terminar, cómo no morir, cómo prolongar su era".

Sea como sea, los EEUU y el mundo nos enfrentamos a una alternativa de hierro. Lo que pase allí. Por el momento, el país más poderoso del mundo, tendrá repercusiones -buenas y de las otras- entre nosotros. Ciudadanos de un país periférico, lleno de problemas, pero también de oportunidades. Las que resultan difíciles de aprovechar con nuestra actual conducción política nacional. Pero, lo que no quita que estas existan y que no puedan ni deban ser aprovechadas. 

Por lo que nos queda, es aceptar mansamente lo que alguien y que no somos nosotros, tiene previsto para nuestro futuro. O, al menos luchar e intentar vivir según nuestros valores y creencias, bajo nuestros propios términos. 

Notas:

(1) https://espacioestrategico.blogspot.com/2017/01/republic-or-empire-us-dilemma.html

(2) Borges, Jorge L. The Book of Sand. Trans.  Norman Di Giovanni. New York: E.P. Dutton, 1975.

(3) Empire and Order. The Concept of Empire, 800-1800. New York: St. Martin's Press. 1999. p. 59.

(4) https://www.actuall.com/democracia/festin-de-turbas-por-diego-de-la-llave/

(5) https://www.geopolitica.ru/es/article/el-gran-despertar-el-futuro-comienza-hoy

(6) https://espacioestrategico.blogspot.com/2020/11/eeuu-correra-sangre.html

(7) https://espacioestrategico.blogspot.com/2018/02/la-ingenieria-social-de-lo.html

(8) https://espacioestrategico.blogspot.com/2020/12/que-es-lo-que-quieren-para-nosotros.html

(9) Arthur Schlesinger Jr.  “Unilateralism in Historic Perspective”. Ed. Gwyn Prins. U

nderstanding Unilateralism in US foreign Policy. London: Royal Institute of International Affairs. 2000.

(10)  Charles William Maynes, "Two blasts against unilateralism", Ed. Gwyn Prins. Understanding Unilateralism in US foreign Policy. London: Royal Institute of International Affairs. 2000.






2 comentarios:

David dijo...

Excelente análisis!

David dijo...

Excelente análisis!
Esclarecedor.