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lunes, 25 de enero de 2021

FRENTE al “GRAN RESET”, el “GRAN DESPERTAR”.










por Carlos Pissolito



Desde que comenzó la pandemia hace, aproximadamente, un años atrás, tenemos la impresión que había grupos de poder y de pensamiento que de alguna manera sabían o preveían que una cosa así podía pasar. Es más, dan la impresión de tener grandes planes para reconfigurar el mundo a caballo de la misma.

No nos referimos a ningún grupo secreto sino a información que publican diversos medios periodísticos, como la revista económica, “The Economist”, foros de pensamiento, como el Foro Económico de Davos o hasta la propia Organización de las Naciones Unidas.

¿Qué nos dicen todos ellos?

Básicamente, nos dicen que el mundo del futuro será un mundo nuevo, repleto de tecnología, pero uno que lo podrán disfrutar solo unos pocos. 

Concretamente, Ida Auken, Miembro del  Parlamento de Dinamarca (Folketinget), lo puso por escrito en las web del Foro Económico de Davos, con todas las letras, cuando explicó con la masa de personas que no tendrían los medios para vivir como ella:

“Mi mayor preocupación son todas las personas que no viven en nuestra ciudad. A los que perdimos en el camino. Aquellos que decidieron que toda esta tecnología era demasiado. Aquellos que se sintieron obsoletos e inútiles cuando los robots y la IA se hicieron cargo de gran parte de nuestros trabajos. Los que se enojaron con el sistema político y se volvieron contra él. Viven diferentes tipos de vida fuera de la ciudad. Algunos han formado pequeñas comunidades de autoabastecimiento. Otros, simplemente, se quedaron en sus casas vacías y abandonadas en pequeños pueblos del siglo XIX” (Ver: https://www.weforum.org/agenda/2016/11/how-life-could-change-2030/ )

Como uno de “los perdidos en el camino”, pero que, todavía, tiene toda la voluntad. No solo de sobrevivir, también, la de prosperar, si se puede. 

Pues tal como lo puso Alexandr Dugin, entre otros pensadores:

"La cuestión más importante es estar a favor de la globalización y el “great reset” o estar a favor del “gran despertar”. Así se formulan dos opciones más importantes que afectan la naturaleza misma del hombre, que separan la humanidad en dos partes. Este conflicto que hoy observamos en los EEUU no es un conflicto americano, sino universal. Lo mismo sucede en Rusia, China, Irán, Turquía, Argentina, en los países europeos e islámicos. En todas partes está la red de los globalistas que pertenecen a la élite y también están los pueblos que son llamados peyorativamente populistas. Este problema será resuelto durante el curso de este Siglo. Ser de derecha o de izquierda hoy no significa casi nada. Es mucho más importante estar a favor del globalismo o en contra; al lado del pueblo o al lado de la élite globalista y las redes financieras y tecnológicas dominantes”. (Ver: https://espacioestrategico.blogspot.com/2021/01/a-dugin-trump-tiene-todas-las.html

Nosotros estamos despiertos. 

Lo primero que hay que entender es que el mundo en el cual vivíamos ha recibido un gran golpe. Especialmente, la economía liberal/capitalista de libre mercado. Simplemente, porque los consumidores no están gastando. 

Muchos gobiernos conscientes de este problema, rápidamente, han procedido a inyectar dinero en sus respectivas economías, buscan atemperar la caída y apuntando a una rápida recuperación. 

Pero, nada de eso sucederá, por lo segundo a comprender. Que es que la ciencia moderna no ha hecho que las epidemias sean cosa del pasado; por el contrario, solo nos asegura que las pandemias del futuro, serán más peligrosas que esta. 

Por lo tanto, muchas de las cosas que nos dicen que "tenemos que hacer" o que "tenemos que tener" son innecesarias. Pues, todo lo que debemos hacer es vivir tranquilamente en nuestras casas. En una forma no muy distinta a cómo lo hizo la generación de nuestros abuelos. 

Lo que empieza por tener una despensa bien surtida y, al menos, cierta capacidad de producir nuestra comida. Una pequeña huerta o un gallinero pueden ser de gran ayuda. Lo mismo que una caña de pescar puede ayudar a poner la cena en la mesa, al igual que saber cazar. 

No se trata de renunciar a todos los adelantos del mundo moderno. Sino de aprovecharlos en la actual condición. Como es el caso del teletrabajo, para quienes pueden practicarlo y la educación a distancia para quienes tienen hijos en edad escolar.

Por supuesto, que todo esto manda al tacho de residuos toda  la ideología de género. Ya que las familias se tendrán que organizar a la usanza de la vieja escuela con una madre que se tendrá que hacer cargo de la educación inicial de los más pequeños. La internet y las buenas bibliotecas harán el resto para los más grandes. 

Al respecto, el  economista y profesor en La Sorbona,  Cédric Durand, nos explica que vivimos en un feudalismo propio a los tiempos modernos, muy alejado de la libertad y la equidad prometida por las nuevas tecnologías. Ya que las nuevas tecnologías son todo lo contrario de lo que prometen. Pues, en vez de civilizar al capitalismo, lo renovó hacia atrás. 

Por lo que se instaló en el medioevo con los útiles de la modernidad. No dio ni nos hizo dar un salto hacia el futuro, sino que se replegó hacia atrás y, con ello, resucitó las formas más crueles de la dominación y el sometimiento. 

El mito de la Silicon Valley se derrite ante nosotros: la acumulación escandalosa de ganancias, tecno dictadores, desigualdades sociales indecorosas, desempleo crónico, millones de pobres suplementarios y un puñado de tecno oligarcas que han acumulado fortunas jamás igualadas. (Ver: https://www.pagina12.com.ar/319287-somos-mas-debiles-que-los-algoritmos) 

William Lind, en las antípodas ideológicas de Durand, coincide en lo fundamental. Lo que nos resta a los billones que quedamos afuera de la burbuja tecnológica diseñada y esperada por la élites es una suerte de retrocultura:

“...como yo la llamo, formas comprobadas durante siglos de experiencia humana, saldrá a la luz cada vez que la realidad regrese. El consumismo, la "alta tecnología" y una cultura frívola donde "entretenerse" es el mayor bien no son la realidad. Las epidemias lo son. ¿Haremos un buen uso de esta carrera en seco y comenzaremos a ser reales nuevamente o eso dará una patada en el estómago en lugar de una patada que nos despierte?” (Ver: https://espacioestrategico.blogspot.com/2020/03/coronavirus-una-carrera-en-seco.html)

Como tal, la retrocultura es un redescubrimiento del pasado y de las cosas buenas que tiene para ofrecer. Además, es una recuperación de esas cosas buenas, como lo disfrutaron nuestros padres, abuelos y bisabuelos. Ella rechaza la idea de que "no se puede regresar". Lo que hemos hecho antes, obviamente, podemos hacerlo de nuevo. Durante muchos años, los argentinos vivimos en una tierra segura, sólida y cómoda, con una sociedad civil que, incluso, era elegante y donde la vida de la mayoría era agradable y buena. 

Lo que funcionó para ellos puede funcionar para nosotros. Podemos recuperar las cosas buenas que tenían y sabían. 


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