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Inglaterra: el
laborismo gira a la extrema izquierda.
Arturo García
La inesperada y aplastante derrota frente
a David Cameron precipitó la salida de Ed Miliband y la victoria del candidato
favorito de Pablo Iglesias.
El 7 de mayo, el partido laborista se
encaminaba hacia unos comicios que podían terminar con su candidato, Ed
Miliband, en el número 10 de Downing Street y la derrota del conservador David
Cameron. Sin embargo, un día después los votantes despertaron a Miliband y a
todo el partido de ese sueño, auspiciado por unas encuestas erróneas, y las
consecuencias para el laborismo son todavía una incógnita.
Corbyn, que se presentó a las primarias
con el objetivo inicial de generar debate en el partido, siempre ha defendido
un ideario tradicional de izquierdas. Al contrario que Blair o Brown, que
siempre pelearon por la centralidad laborista, el veterano diputado está a
favor de la renacionalización de los servicios públicos y el estado del
bienestar y contra las armas nucleares. Incluso quiere separar a las mujeres
por vagones en el metro.
Además: El favorito de Iglesias en Reino
Unido quiere separar a las mujeres
En su larga trayectoria política, que
despegó en 1983 al ganar su escaño en los Comunes -el que aún tiene, por el
distrito londinense de Islington North-, ha sido el diputado que más veces se
ha rebelado contra las directrices del partido.
Desde 2001 ha votado en contra de la línea
oficial laborista en más de 500 ocasiones, siendo una de las más destacadas su
rechazo a la invasión de Irak de 2003, una de las decisiones más controvertidas
del entonces primer ministro Tony Blair.
Blair y Brown, los dos últimos primeros
ministros laboristas, ha intentado convencer, sin éxito, a los militantes de
que un giro hacia la izquierda radical no es lo que necesita al partido, sino
más bien el ingrediente necesario para pasar a un plano de irrelevancia
política. Durante los años ochenta y noventa, el laborismo contó con dirigentes
como Michael Foot o Neil Kinnock, ambos del ala más radical del partido, y el
único rédito electoral fueron dieciocho años
en la oposición.
Una de las claves de la rotunda victoria
de Corbyn podría estar en el hundimiento del partido en Escocia,
tradicionalmente laborista, donde la mayor parte de los votos fueron a pasar al
partido nacionalista escocés (SNP), en horas bajas tras la derrota en el
referéndum independentista. Desde el SNP apostaron entonces por un programa de izquierdas,
pro-escocés y anti-austeridad que las bases laboristas han interpretado en
clave política: más izquierda, más votos.
Alegría
en Podemos y el kirchenerismo
"El hecho de que Jeremy Corbyn sea el
favorito para ganar las primarias laboristas y dar un giro de 180 grados a la
línea impuesta por Tony Blair recuerda hasta qué punto están cambiando las
cosas en Europa y hasta qué punto el cambio es posible", decía Pablo
Iglesias hace apenas unas semanas. Este sábado, tras confirmarse su victoria,
el líder de Podemos no podía estar más contento.
Un Iglesias exultante aseguraba que la
victoria de Corbyn era "una gran noticia" y el "siguiente paso
para que los cambios en Europa lleguen a la gente". Un discurso muy
similar al utilizado tras la victoria de Alexis Tsipras y Syriza en Grecia,
cuyas políticas han llevado al país al borde del abismo y a la convocatoria de
elecciones anticipadas tras aceptar un acuerdo económico con la UE.
Desde el otro lado del charco también han
llegado las felicitaciones para el nuevo líder laborista. En esta ocasión ha
sido Cristina Fernández, cuyos últimos meses en el poder se han visto
salpicados de escándalos como la muerte del fiscal Nisman, que investigaba una
supuesta trama corrupta. La presidenta argentina ha enviado una carta de
felicitación al diputado donde asegura que "por fin ha triunfado la
esperanza".
"Éste es también el triunfo de todos
quienes representamos la voluntad de poner la política al servicio de los
pueblos, y la economía al servicio del bienestar de todos los ciudadanos",
sentencia.
Preocupación
en Downing Street
Por su parte, el primer ministro
británico, David Cameron, ha mostrado su preocupación y ha asegurado que el
principal grupo de la oposición, el Partido Laborista, "es ahora una amenaza
a la seguridad nacional".
"El Partido Laborista es ahora una
amenaza a la seguridad nacional, a nuestra seguridad económica y a la seguridad
de sus familias", ha escrito el líder conservador en su cuenta de Twitter.
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