As I Please...
Martin van Creveld - As I Please (martin-van-creveld.com)
por Martin van Creveld
Luego vino el acuerdo de paz de 1979 con Egipto, el enemigo más grande y poderoso de Israel. A medida que se alejaba el peligro de una guerra a gran escala y el número total de bajas se reducía. En parte por esa razón, en parte bajo la influencia del modelo estadounidense, una poderosa ola de envidia del pene barrió a las mujeres israelíes. Dentro y fuera de las fuerzas armadas, decidieron que, a menos que ocuparan todo tipo de espacios masculinos y realizaran todo tipo de trabajo masculino, incluido el combate terrestre, nunca serían tan humanas como decían ser.
Uno de los ejemplos más interesantes, que comenzó a causar sensación en el 2017 y sigue llamando la atención, fue el caso de algunas mujeres de las FDI que fueron obligadas a servir como guardias en una de las prisiones donde se encuentran detenidos terroristas palestinos. No solo mujeres, sino muchachas florecientes de 19 a 20 años. Inevitablemente hubo algo de fraternización. Al estar prohibida la fraternización, cuando las capturaban, las mujeres culpaban a los presos de que supuestamente las habían acosado con lenguaje grosero, mostrando sus genitales y cosas por el estilo. Uno o dos incluso afirmaron haber sido agredidas; haciendo que la gente se pregunte qué tipo de prisión es la que, suponiendo que las acusaciones sean ciertas, hizo posible tales cosas.
Otras guardias mujeres acusaron a sus superiores, afirmando que habían sido “prostituidas” por estos últimos con la esperanza de obtener información para que la utilizaran las autoridades penitenciarias. Dado que los prisioneros no eran sólo hombres, sino que habían estado sufriendo privación sexual durante mucho, mucho tiempo, no hay nada sorprendente en nada de esto. Se iniciaron investigaciones, se despidió a los comandantes, se trasladó a los prisioneros a otras instalaciones y cosas por el estilo.
¿La última idea? Directamente de la boca del responsable (el ex ministro de defensa y jefe de gabinete General (R) Beni Gantz). Reemplazar a todo el personal penitenciario, tanto masculino como femenino, por profesionales de mayor edad. Sin embargo, como los críticos señalaron, rápidamente, hacerlo significaría tres cosas. Primero, dado que los profesionales son mucho más caros que los reclutas, un aumento considerable en el costo. En segundo lugar, un aumento en el ya gran número de mujeres reclutas con las que los militares no saben qué hacer. Tercero, y para algunos más importante, la pérdida de una oportunidad para que las mujeres desarrollen todo su potencial al imitar a los hombres.
Y así la calesita sigue girando. Una que, simplemente, no puede satisfacer a esos ideólogos feministas. No se les da lo que quieren o afirman lo que quieren, se quejan. Les dan lo que quieren o afirman lo que quieren y también se quejan. ¿Por qué? Porque, como dijo una vez Freud, lo que realmente les falta es una cosa y sólo una cosa.
Adivina qué es eso.
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